Homenaje a CC. 100 frases.
“Para
que me conozcas mejor te voy a contar una serie de cosas que han pasado en
mi vida y que de una u otra manera han marcado mi forma de ser para convertirme
en la persona que soy ahora... Recuerdo aquel día como si fuese ayer, era el 8
de noviembre de 2006, hace casi un año ya. Hacía
frío aquella mañana, yo iba como siempre hacia mi trabajo, apenas 5 minutos
lo separaban de mi casa, pero es increíble la de gente con la que puedes llegar
a cruzarte.
Aura
es una mujer que al igual que yo va a su trabajo dando un paseo todas las
mañanas. Día tras día nos cruzamos y podía ver las miradas escondidas entre
ella y el chico de la librería. Pero aquel día era diferente, al volverse lo vio todo claro, no sé de
donde sacaría las fuerzas, pero se dirigió a él y le besó. Así sin más. Y yo
seguí el camino hasta mi trabajo con una sonrisa en los labios. Entré en la
tienda y me dispuse a hacer el pedido para el día siguiente. Cuando cogí el bolígrafo la mano me
temblaba, creo que ya sabía que aquel día sería especial, aunque no supiese
muy bien porque. El golpe de la puerta
me despertó de mis pensamientos, como si volviese de un sueño muy profundo.
Estábamos a principios de noviembre y ya
había gente haciendo sus compras de nochebuena. Estaba claro que esta iba a ser una Navidad diferente y
muy movidita para todos. Empezaba a
pensar que me había equivocado con ella, tenía en la cabeza que sería una
Navidad más, pero me equivocaba.
-¿En
qué estás pensando? – dijo mi amiga al entrar en la tienda. Nunca supe que sabía a lo que había venido.
Pensé que era una casualidad que estuviese allí. No que esperase que yo le
dijese que uno de nuestros amigos había muerto.
Me sentí fatal por ser yo la que le diese
la noticia. Una lágrima asomaba a sus
ojos verdes y no pude hacer nada más que abrazarla y brindarle mi apoyo... Después
de que se fuese y como no había mucho que hacer en la tienda me puse a leer el
periódico. Encontré la foto de una mujer muy hermosa, aunque tenía algo
especial en su rostro. Brotaba pintura
de entre sus dedos, o eso creí hasta que me leí que la habían asesinado y
concluí que aquella pintura que yo imaginaba en aquella foto en blanco y negro
era sangre.
Continué leyendo y allí estaba, entre otras
muchas cartas al director. Esta mañana,
después de tanto tiempo, he vuelto a ver mi nombre en el periódico, pensé: ‘Una
vez más, una de mis cartas al director publicadas, aunque como siempre caerán
en saco roto...’ Al lado de la mía y llevando como título Está usted despedido, alguien había escrito una tesis sobre los
cambios que puede crear sobre una persona esta frase. Y había otro de una mujer
maltratada que comenzaba diciendo: ‘Era
el miedo el que gobernaba mis palabras cuando al fin le denuncié tras años
de palizas y vejaciones’. Y terminaba con una frase que siempre llevaré en la
mente: ‘aquel día caminando por la
orilla me sentí verdaderamente libre en mucho tiempo’.
Mil historias habían compartido mis cartas
al director en aquel periódico. Un hombre alcohólico que decidió dejar su vicio
un día que recuperó la consciencia con un
terrible dolor de cabeza y se dio cuenta de que su mujer se había marchado
con sus hijos. Una muchacha que nos contaba que era verano, hacía calor y acababa de enamorarse, que no sé cuanto
duraría su amor, pero lo había compartido con todos nosotros. Recuerdo con
emoción el de una mujer a la que le habían pedido matrimonio hacía poco tiempo
y terminaba así su exposición: ‘sólo me
estaba pidiendo una respuesta y eso era lo que me aterraba’, una respuesta
que cambiaría su vida por completo. Y recordaba con un poco de miedo una que
escondía locura tras cada palabra: ‘el
duendecillo de los cereales me miró y habló así’. Quizá ese fue uno de los
más espeluznantes que leí...
Entonces
lo comprendí todo. La vida estaba llena de personas dispares porque ahí
estaba la gracia... ¿De que servía ser todos iguales? Era mucho más divertido
encontrar las diferencias que te hacían especial. Recordaba perfectamente (y
aún recuerdo) el momento en el que conocí a mi mejor amiga. La noche se nos hacía más y más lúcida,
mientras celebrábamos el comienzo de un curso nuevo. Nuevos amigos, nuevos
profesores, nuevos momentos para compartir... También recuerdo aquellas
conversaciones que teníamos en las que parecía que podíamos resolver el mundo. Recuerdo su sonrisa de niña esculpiendo la
mía, cuando me contaba a medias aquellos secretos y al final siempre
terminaba con un...
-El
viernes, cuando nos veamos, te cuento...
Y así me quedaba yo sin saber cuál era la
nueva novedad en su vida. Y después el tiempo pasó y como siempre dicen pasa para todos, no sólo para unos cuantos y
entonces tuvimos que tomar caminos diferentes. Ella se perdió entre la multitud como se pierde una lágrima entre la
lluvia. Durante una temporada estuvimos sin saber casi nada la una de la otra,
pero el tiempo volvió a reunirnos... Dicen que los buenos amigos siempre acaban
reencontrándose, ¿no? Yo lo creo...
Voy
a contarte un secreto, estuvimos enamoradas del mismo chico, y eso casi se
convirtió en una maldición entre nosotras... De lo más profundo del infierno surgió una llamarada de amor que
nos embrujó a las dos. Nos peleábamos sin motivo, dejamos de hablarnos y en la
discoteca, mientras la luz luchaba por
hacerse un hueco entre la humareda de aquel tugurio, nosotras nos
lanzábamos desafíos con la mirada, y en el fondo yo sólo quería su amistad... Recordaba
todo lo que habíamos vivido juntas y encontré
escenarios de colores y sentimientos en blanco y negro. Mil cosas que había
compartido con ella y no quería perder. Un día quedamos para hablar de lo que
nos estaba pasando. Yo ya había decidido olvidarme de aquel chico por el bien
de nuestra amistad, aunque eso ella no lo sabía.
-Hay una línea entre ese chico y nosotras
- me dijo. – Ninguna de las dos debería
salir con él si queremos seguir siendo amigas. Si cruzas, puede que no volvamos a vernos. Al menos no como amigas.
Ella
era mi salvación. Formaba parte de mí. Sabía que ella era esa amiga que te
completa de verdad, con la que no hacen falta palabras, con la que una simple
mirada lo decía todo. Y al otro lado de la línea estaba él. Su sonrisa, congelada, me incitaba a
besarle. Pero no lo haría jamás. Ante todo estaba ella y lo sigue estando. Sé
que en su cabeza se lidiaba la misma batalla que en la mía, que su conciencia estaría haciendo de las suyas y
tiempo después me confesó lo que su conciencia le gritaba.
-Por
una vez, sé egoísta y piensa lo que quieres para el resto de tu vida – le decía
ella mientras no dejaba de llorar y entonces tuve que preguntarlo.
-¿Y tú conciencia llora?
-La mía sí. ¿La tuya no?
-Mmm… Creo que no. Al menos yo nunca la he
oído...
Sé que fue una conversación extraña, pero
bueno, así somos nosotras... Una noche, después de salir, me sonó el teléfono a
eso de las 7 de la mañana.
-¿Quién
puede ser a estas horas?
-¿Jan?
-Anda, hola niña, ¿me has echado de menos
estas tres horas? Jajajaj
-No
es que te haya echado de menos, es que te llevaste mi cartera. O eso o es
que la he perdido... ¿Puedes ver en tu bolso?
-Sí, ahora mismo lo hago cabeza de
alcornoque. Por cierto, ¿te acuerdas de la fiesta que montamos en San Benito?
-Sí, aquella
tarde de julio era sorprendentemente calurosa, y terminamos la fiesta en la
playa, todos vestidos y tirándonos al mar… jajajaj...
-Todo el mundo nos miraba, creo que fue de
los días que mejor nos lo pasamos. Pero luego te perdí la pista... ¿Dónde te
metiste?
-De
acuerdo, te diré la verdad, pero es que ya no puedo guardarlo por más
tiempo...
Al otro lado de la línea casi podía
escuchar su respiración. Sabía que le costaría decir aquello, y ella no sabía
que yo ya conocía su secreto. El sisear
del aire rompió el silencio, y entonces lo dijo. Se había liado con aquel
chico, aquel que amenazaba con separarnos, pero no me importaba, porque ella
era mi amiga. Me pidió disculpas mil veces y que la perdonase.
-No
desesperes, yo estoy aquí, a tu lado. Ya sabía todo esto, pero me importa
más nuestra a mistad que un chico... ¿A ti no?
-Sí, a mí también y por eso no debería
haberme liado con él.
-Te he dicho un montón de veces que para mí
lo más importante eres tú, y a pesar de
todo sigues sin creerme... ¿Qué más tengo que hacer?
-Que
equivocada estás niña. Te creo y sé que pase lo que pase siempre habrá una
conexión muy importante entre nosotras y que no se romperá por mucho tiempo que
pase...
-¿Sabes? Siempre soñé con convertirme en una buena persona y a tu lado lo
estoy consiguiendo...
-Anda ya no seas tontina Jan...
-Que sí miniña... Por cierto, sí tengo tu
cartera.
-Pues ya me la darás mañana, ahora vamos a
dormir. Te quiero niña.
-Y yo a ti bicho.
Al colgarle el teléfono y recostarme en la
cama, mi mente, una vez más huía de su
pasado. De todas aquellas personas que decían ser “amigas” y en el fondo no
lo eran... De todas aquellas personas que me habían echo daño sólo por ser
diferente a ellas... ¿Recuerdas cuando
mirábamos las estrellas? Me decía a mí misma... No era más que una ilusión.
No había nada de cierto en todos los momentos que compartí con ellos porque al
parecer jamás me aceptaron como era...
Hacía
frío aquella mañana del 8 de noviembre, y la llamaba mañana por decir
algo... Me había levantado a las 6 de la madrugada porque no podía dormir. Me
había subido a la galería y enrollada en una manta me había sentado a mirar la
oscuridad. Habían anunciado un aumento de temperatura, era de noche, y sin embargo llovía, aunque no era de extrañar en
pleno noviembre en Galicia...
Bajé a prepararme un tazón de leche caliente
y en la cocina encontré su cadáver... Tras
la repentina muerte de Ángela, mi pez de colores, la pecera se veía muy
vacía. Habría que comprar algunos más, pero es que ni ellos mismos aguantaban
el frío de aquella agua. Y eso que habían anunciado un aumento de
temperatura...
Aura
es una mujer de la que ya os he hablado, esa con la que me cruzo por las
mañanas y a la que me gustaría parecerme. Me gustaría poder obtener de mi
interior ese valor para luchar, pero cada uno es como es, ¿no? Ya en el trabajo,
después de hacer el pedido, estaba aburrida y decidí dar una vuelta por google,
haciendo búsquedas aleatorias para ver con qué me sorprendía. Puse en el
recuadro de búsqueda las palabras: “niña”, “dulce” y “vida”.
Aparecieron un montón de entradas, pero una
de ellas llamó poderosamente mi atención. Ponía marcado en negro la niña se perdía dulcemente en su vida,
y al fijarme en la dirección sentí como un escalofrío en la espalda... cuentacuentos06.spaces.live.com.
¿Y aquello que sería? Así que pinché en el enlace y me dispuse a conocer otro
mundo nuevo. Era como una especie de
comunidad en la que se recogía una frase y a partir de ella se escribía un
relato. La lista de participantes era muy extensa y mi curiosidad dio un paso
más. Pinché sobre uno de los participantes que anunciaban su publicación y me
trasladé por el ciberespacio hasta su hogar virtual.
Entré sin llamar y comencé a leer su
relato... ‘Esta noche a las doce en
punto
saldrá de la parroquia de San Cosme la procesión del Cristo de la Reja. La Hermandad del
Santísimo Cristo de la Reja
invita a todos lo vecinos de...’ Me quedé absorta hasta el final del relato,
sin poder para de leer hasta concluirlo... Realmente me había impactado y
quería participar en aquella iniciativa, así que volví a aquella página, dejé
mi mensaje anunciando que quería unirme a los CuentaCuentos y recogí mi primera
frase, que por aquel entonces era la nº 51. Y aquel mismo día comencé mi relato
con la frase de Dark_Angel ‘las cálidas
alas de un ángel acariciaban mi rostro’ y aquel fue el primero de muchos
más que vinieron...
A partir de aquel momento, cualquier suceso
a mí alrededor se convertía en una posible historia por contar... Estando un
día de compras el centro comercial había
quedado en penumbra y en vez de querer que volviese la luz yo imaginaba mil
historias allí. Las palabras vuelan, lo
escrito permanece eso me lo habían enseñado muy bien, por eso desde que
entré a formar parte de los CuentaCuentos siempre llevaba una libreta y bolígrafos
conmigo. Cierra los ojos por un momento
me decía a mí misma... Deja la mente en blanco, deja fluir lo que hay en tu
interior y podía escuchar el sonido de la naturaleza que me rodea en mi Galicia
natal.
El
sonido de los árboles me tranquiliza, me ayuda a escribir a relajarme y
consigo tener la mente más abierta a todas las posibilidades que un folio en
blanco puede ofrecerme... Llevaba poco más de un mes en la vieja casita de los
CuentaCuentos cuando lo anunciaron: ‘El
sábado comenzará una nueva etapa para todos. Una página renovada, pero con
el espíritu de CC dentro de ella...’ Un lugar nuevo que compartir con toda
aquella gente maravillosa que había conocido en todo aquel tiempo ¡y la que me
quedaba por conocer!
Colocaba
la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas, seguramente algún
accidente por allí cerca, pero en mi mente era como una señal que nos avisaba a
los CuentaCuentos que ya teníamos una nueva casa, un nuevo hogar en el que
reunirnos... Y comenzaron a nacer miles de cuentos en aquel lugar tan mágico...
Matar formaba parte de la naturaleza de
Laura o al menos eso quisimos hacer creer unos cuantos al resto y todo esto
de la mano del jefe... Podría contaros mil historias
sobre el Señor de las Historias pero todo lo que pudiese decir de él sería
poco. Le admiro y el hecho de ser tan misterioso ayuda a que mi imaginación
esté activa cada día... Un misterio que quizá algún día consiga resolver...
A
veces mi alegría se convierte en desgracia, supongo que como para todos, y
creé en CuentaCuentos un lugar en el que todos pudiésemos compartir nuestros
temores o nuestros malos días ‘el cuartito para corazones tristes’. Allí
descubrí que no sólo éramos un grupo de gente unida por su amor a la
escritura... Ahí descubrí que éramos una familia. Una familia algo singular y
muy diferentes unos a otros, pero una familia al fin y al cabo... Gracias al
apoyo de muchos CuentaCuentos mi tristeza fue desapareciendo y al cerrar los ojos despertó una nueva
sensación de calor en mi interior. Amistades que aún estando lejos y aún sin
conocerse eran sinceras... Eso hacía que sonriese cada día.
Nada impide que cada martes tengamos
nuestra frase... Si llueve el SdlH
viene escondido bajo un chubasquero, si hace sol oculta su rostro bajo una
gorra y entre la niebla se siente oculto, como le gusta estar... Muchas noches,
entre sueños, mi cabeza no deja de darle vueltas a la frase de cada semana y
alguna que otra vez, mi mente confusa,
se despierta entre sueños y no puedo evitar coger una libreta y un papel y
ponerme a escribir. Una tarde a las ocho
menos cinco se apagaron las luces y me puse a escribir a la luz de una vela
un relato sobre dos amantes que se regalaban un momento de amor... Cualquier
excusa era buena para escribir, cualquier momento era el propicio para comenzar
una nueva historia.
Día tras día, malas noticias en los
periódicos, muchas mujeres más a las que les brotaba pintura de entre sus dedos, muerte, hambre, desolación... Y
gracias a CuentaCuentos siempre encontraba un nuevo motivo para ir hacia
delante, para no dejarme arrastrar por el caos que me rodeaba... Para la
mayoría de los relatos que escribí, el
silencio de la noche fue su aliado, al igual que la noche fue mi aliada (la
aliada de todos nosotros) más de una vez en la que ocultamos besos, abrazos y
amor a la vista de todo el mundo...
Apenas
dos días después de mi cumpleaños él me dejó. ¿Qué querían que escribiese
con aquello? Ufff... Dejé salir mi vena más loca... Conté el mundo visto desde
el punto de vista de una mantis religiosa y su pareja, que la última imagen que quedó plasmada en su retina fue la de su asesino,
su pareja, aquella a la que amaba le había matado, aunque por el bien
familiar... O al menos eso dijo en el juicio... Hemos creado cosas extrañas en
todo este tiempo, se han escrito cuentos, se han hecho juegos, concursos, hemos
creado un homenaje a una letra. Y todas y cada una de ellas diferente... Me
imagino a cada uno de los dueños de las frases, seguro que una enorme sonrisa asomó a sus labios al ver que la frase de
aquella semana era la suya... Al menos eso me pasó a mí con la mía.
En poco tiempo se había creado mucho cariño
y muchos deseos de conocerles más profundamente y por eso programé mi viaje a
Madrid, quedamos un día para conocernos y
allí estaban entre mis manos temblorosas muchas de aquellas personas que me
hacían estremecer, llorar, reír, soñar con sus relatos. Aquello realmente
parecía un cuento... ‘Érase una vez
en algún remoto mundo, una serie de personas tan diferentes y al mismo tiempo
tan afines que...’ Bueno, conocéis la historia, ¿no? Jejeje... Nunca he sabido hacer el equipaje y
cuando volví de Madrid vine con más cosas de las que había ido... Aunque eran
cosas que no iban en mi equipaje, sino en mi corazón. ¿Sabes? Como todo lo importante, ocurriste de
repente. Sí, tú. Tú que estás leyendo esto... Tú que formas parte de
CuentaCuentos al igual que yo... Llegaste de repente a mi vida y he compartido
contigo muchas cosas... Y desde que llegué a junto vuestra todo me recuerda a
vosotros.
Un día en la librería me quedé pasmada
delante de una estantería. El título de
aquel libro llamó poderosamente mi atención, y me incitaba a cogerlo. ‘El
país de los CuentaCuentos’, así se llamaba y trataba sobre un pueblo donde las
personas más importantes eran los CuentaCuentos y los fabuladores, un lugar
donde seguro que todos seríamos bien recibidos... En los relatos podemos ser
quienes queramos ser y hacer mil locuras. Podemos ser héroes, ser de otro
planeta, un libro, un animal... Recuerdo con especial cariño el relato que
comenzaba ‘hola, ¿bailas conmigo?’
en el que me permití el lujo de seducir al SdlH, una de esas locuras que sólo
puedes hacer en los cuentos...
Hay muchos Cuentacuentos que ya no están
entre nosotros. Alguno que ni siquiera
tuvo tiempo de despedirse, pero que siempre estará en los corazones de los
CuentaCuentos que le conocieron y con los que compartió mil momentos mágicos. Te conozco demasiado bien, eres como
yo... Eres inconformista, alocado, alegre, soñador, emprendedor... Si no nos
echamos atrás ni siquiera ante el reto de escribir una historia al revés. Somos el futuro y un futuro que viene pegando
fuerte...
¿Y que más se puede decir de nuestro jefe?
El SdlH... Una vez nos dejó como comienzo de frase el mítico ‘Yo soy tu padre’ y en cierto modo él es
el padre de todos nosotros. Uno de los fundadores de CuentaCuentos, el que
siempre nos trae semana tras semana esas pequeñas ventanas hacia mundos
desconocidos, en forma de frases... Creamos historias solos o acompañados de
otros CuentaCuentos, de donde salen aún más genialidades si es posible... Yo
compartí relatos con algunos de los grandes, y partiendo de ‘el gatito correteó juguetón entre sus
piernas’ escribí a medias una historia en donde intercambiamos los roles de
hombre-mujer...
Realmente creo que todos deberíamos tener
en casa un cuarto especial, la
habitación del deseo. Un lugar donde todo se volviese realidad, o dónde
poder adivinar lo que realmente deseamos. Alguno de vosotros seguro que de
pequeño imaginaba que era un pirata
cuando jugaba con su espada de madera, y en cierto modo lo era, porque la
imaginación puede hacer realidad más cosas de las que pensamos. Cuantas veces
alguno de vosotros se ha imaginado una historia en la que la mirada que le devolvió el espejo no era la suya, un relato sobrecogedor
sobre ladrones de cuerpos o posesiones, o aquellos con seres fantásticos en los
que los hombros del ángel se estremecían
mientras lloraba ante aquel desenlace feliz que habíais creado para el
cuento...
Mil veces habrá pasado algo así y seguirá
pasando muchas más... Para algunas personas, pasada cierta edad la fábrica de los sueños cerró por
vacaciones, pero vacaciones permanentes, porque no explotaban esa parte de
su creatividad. ¿A cuantos de vosotros no le
temblaban las manos cuando tuvo que elegir un buen final para un cuento?
Sentir esa emoción que te llena por dentro y el miedo a no encontrar el final
adecuado, de que no gustase a los demás... Claro que dicen que no hay mayor desprecio que no dar aprecio,
pero ¡claro que te importa lo que diga la gente que quieres! Y yo os quiero
muchísimo a todos... Me costó admitirlo, pero os quiero y eso ya no puedo
negarlo.
Casi voy a hacer un año en Cuentacuentos y
un día me puse a hacer un repaso mental de todo este tiempo aquí. Mi mente me
iba dando pedacitos y le escuché en
silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado. Cuando
encontré CuentaCuentos me sentí como un niño con su regalo de Reyes, que nada más despertar, se gira y lo descubre
a su lado. En ese momento que todo te llena de energía y todo es
especial... Y aunque a veces pueda parecer que aquí todo el mundo va a su bola, menos yo que voy a la mía, todos vamos
a una misma bola. Una que nos hace sonreír y tener ganas de que llegue otra
semana más.
Os he contado como he llegado, con aquel
relato, pero no os he dicho quien lo escribió... El relato que me trajo hasta
donde estoy ahora es de la persona que tiene esta firma en el foro: ‘el hombre de negro huía a través del
desierto y el pistolero iba en pos de él...’ ¡Sí! El mismo... Yo llegué
hasta aquí por aquel relato suyo del 8 de noviembre de 2006. Un relato que
despertó en mí las ganas de publicar mis cosillas, de compartir con más gente
mi afición... Admiro sobre todo su forma de escribir, porque está llena de
belleza, pero la belleza era su mayor
bendición, pero también su mayor maldición... ¿Por qué digo esto? Porque
sus relatos nos enganchan al instante por como escribe, siempre con ese algo
que hace que no podamos despegarnos hasta llegar al final, pero en cierto modo
también es una maldición porque siempre nos quedamos con ganas de más, de mucho
más...
A veces pienso que hay alguien más dentro
de mí... Alguien que se mordió la voz
hasta que le sangraron los silencios y que por eso me expreso mucho mejor
con la escritura, que dejo salir mejor los sentimientos y siempre hallo las
palabras adecuadas. Quiero que mi vida
sea de esas que se inmortalizan en un libro, pero no un libro cualquiera,
un libro que hable de CuentaCuentos, de cada uno de nosotros. Un libro con el
que todos nos sintamos identificados, y del que nos sintamos orgullosos de
formar parte... Pues ese libro se ha escrito... Lo hemos escrito poco a poco
entre todos, escribiendo un capítulo cada uno de nosotros. Incluso el que menos te los esperas podría ser el que escribiese el
siguiente capítulo. Uno más para llenar este libro en el que estamos todos
nosotros.
¿Y vosotros alguna vez habéis podido ver a
vuestra Musa? ¿A esa que os susurra al oído mil palabras que terminan
convirtiéndose en relatos? ¿No? Yo una vez pude ver a la mía... Al principio
creí que era un sueño. Vi algo brillar en un rincón y al acercarme la vi allí
sentada, rodeando sus piernas con sus brazos y al acercarme a ella escondió su
rostro. Sabía que estaba llorando. Hablé con ella y me contó que estaba así por
causa de Morpheo. Le quería, pero no podían estar juntos, ella era una Musa y
él era el encargado de repartir los sueños. Eran seres afines, pero su mundo
les impedía estar juntos... Las lágrimas
silenciosas se escurrieron veloces por sus mejillas, pensando en él y en lo
mucho que le amaba, y cuando levantó la vista vi su rostro, o más bien el
mío. Entonces lo comprendí todo. Cada uno de nosotros somos nuestra propia
inspiración... Siempre pensé que la inspiración venía de alguna otra parte que
no tenía nada que ver con uno mismo, pero ya ves, como dicen los ancianos, de premisas falsas, conclusiones estúpidas...
Y bueno, esta es mi historia, o al menos
parte de ella. Porque si os lo contase todo ya sabíais tanto como yo y entonces
tendría que acabar con vosotros y os quiero demasiado... Las palabras no significan nada, no son
importantes, lo que marca son tus actos, y la coherencia de estos con tus
palabras, por eso este relato no es más que palabras, y por
eso cuando tú y yo estemos frente a frente, podré explicarte todo esto y
demostrarte que CuentaCuentos no es sólo una palabra, sino toda una forma de
vida... Y ya que estamos de centenario en vez de escribir con una frase, decidí
hacerlo con las 100.
*Frase nº 100.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminarPedro dijo:
25 octubre, 2007 en 10:57
¡Prueba superada! Al fin consigo entrar.
Has tenido que hacer un esfuerzo de imaginación enorme para poder incluir todas esas frases, no me extraña que no te entrara en un solo post. Supongo que ha tenido que ser maravilloso el ir recordando con cada uno lo que tú fuiste escribiendo y los cuentos de los demas ¡Ais! ¡Que sentimental me pongo!
Ahora a por la siguiente parte, a ver si hay suerte.
Un abrazo,
Pedro.
wannea dijo:
23 octubre, 2007 en 15:33
jo… me da cosa ser la primera porque creo que mi comentario no va a estar a la altura de lo que he leido… ains, deja que me aparte las lagrimas que brotan de mis ojos porque me he sentido tan reflejada en algunas cosas que me emociona saber que los que compartimos en esta comunidad sentimos lo mismo…. quizá tu relato podria resumirse como 100 en una, sí, cien personas en una sola alma, porque te siento aqui tan cerca, como siento a todos los cuentacuentos que forman ya parte de mi, de ti, y cada uno de ellos aporta algo a mi vida, a mis sueños, a este sueño que llaman vida…. se que este comentario no acabaria nunca si tuviese que decir todas las cosas que pienso de ti, las ganas que tengo de poder darte ya un abrazo, de decirte que eres mi meiga favorita, de escuchar ese acentillo gallego que tiene tanto arte… de reir y llorar de risa juntas, de sentirte más cerca aún de lo que ya te siento, de mirar juntas hacia delante… de ayudarte y que me ayudes a abrir esa puerta que se llama futuro, que nadie sabe lo que hay tras ella pero estoy segura de que tiene que ser bueno… uf, creo que me he alargado demasiado… y sé que no te he dicho casi nada de todo lo que queria decir…. solo una cosa más, te quiero muak!nos vemos pronto…. me encantó coincidir contigo en esta vida
ANDRES dijo:
23 octubre, 2007 en 16:30
Amiga mia….Eres mi idolo total… quiero una foto tuya en tamaño natural enmarcada en el salón de mi casa con un autografo kilometrico… jejejeje…. porque??? porque siemrpe lo pregunttas…. y no todo tiene que tener un porque….Genial composicion, eso si, te digo que si te has vuelto loca, yo también… pero en definitiva es genialc omo has reunido todas y cada una de las frases….Un beso Yasistico.Yasi.
luzdeluna dijo:
23 octubre, 2007 en 17:13
Yo te daría 100 ovaciones, ¡precioso!, casi me haces llorar tonta por lo mucho que me he identificado con algunas frases. Algo parecido fué mi primera idea pero ahora me alegro de que lo hicieras tú. Redondo e insuperable.
Besitos ;) y a por 100 más
Mari dijo:
23 octubre, 2007 en 19:26
Querida madrina, muchísimas felicidades por este estupendo relato de commemoración, has tenido una idea genial y la has desarrollado estupendamente, y eso que no es fácil hacer una cosa así, se ha de tener mucha creatividad; nuevamente te felicito. Un besito guapa
Jara dijo:
24 octubre, 2007 en 0:18
La verdad es que el reto era difícil y has salido más bien airosa de ello, así que ya sólo por el esfuerzo te mereces mis felicitaciones por que sé (de buena tinta) y puedo asegurar que es bastante complicado.Ya vremos cuando termine yo mi reto personal como acaba la cosa, lo único a mi "favor" es que podré utilizar mil páginas más.
en fin chiquilla. Llegaste de buen pie así que ahora no te vayas, porque no estaría mal marcarte otro de estos cuando lleguemos a las 200 :)
muchos besos
Livtrase dijo:
24 octubre, 2007 en 3:21
Vaya reto en el que te metiste tu solita.. y yo segura desde el principio de que saldrias airosa de ello ¿ves como si?
Enhorabuena niña.
Besotes
MADHI dijo:
24 octubre, 2007 en 22:12
hey..jeje, al principio como no conocía las frases no lo pillaba, jej, hasta que he leído la primera frase que yo ya conocía…Muy original, :)! un saludito
Cris dijo:
25 octubre, 2007 en 16:10
Teniendo en cuenta la dificultad del tema no se te ha dado nada mal… Quizá hubiera sido interesante no poner las frases en negrita para no hacerlo tan obvio. ¡Cuídate!
Queralt. dijo:
ResponderEliminar25 octubre, 2007 en 18:39
¡Vaya tela marinera! Y nunca mejor dicho porque, menudo relato has tejido… un trabajo extraordinario… un mágico puzzle que has ido colocando pieza a pieza y aparentemente sin esfuerzo… enhorabuena también, por eso.
Me ha parecido digo de destacar, sinceramente, así que, destaco tu esfuerzo, tu ingenio y tu iniciativa.
Gracias por compartirlo, compañera.
Me siento afortunada.
Cerezas revueltas en chocolate.
Queralt.
Duendecilla-Mun dijo:
25 octubre, 2007 en 20:40
Desde luego que no es nada fácil superar ese reto que te has impuesto, y lo has llevado con soltura, aunque algunas frases las has sabido enacajar mejor que otras, pero ha estado gracioso y es todo un detalle que seguro que el Señor de las Historias apreciará.
Felices 100 frases, guapa :D El sábado que viene lo celebramos, ¿vale?
Besitos,
Mun
Asiria dijo:
29 octubre, 2007 en 23:49
Ve haciendo sitio, llegan otras 100 frases mas!!
Fenomenal trabajo, dificil era la idea y la has llevado muy bien a cabo.
Llevó su tiempo su lectura pero mereció la pena.
A escribir! oki? Un abrazo!
Pedro dijo:
31 octubre, 2007 en 15:03
¡Por fin llego! (Más vale tarde que nunca, ¿no?) Menudo esfuerzo que has hecho, y la verdad es que lo has hilado muy bien, se nota que ñlas puesto mucho cariño :)
Un saludo,
Pedro.
atenea dijo:
20 diciembre, 2011 en 22:52
Pues para llegar tarde de verdad ya estoy yo… madre, ¿ha pasado ya tanto tiempo? jajaja Te digo lo mismo que le acabo de dejar a Jara en su blog, me alegro un montón de que nos hayan preguntado por estas historias, que no veas las historias que estoy descubriendo hoy y que me perdí cuando desaparecí por Finlandia hace ya 4 añitos… xDDD
He ido contando y, de las 100 primeras frases, yo escribí con 20 (de un total de 31 relatos para Cuentacuentos, si no recuerdo mal). ¿Qué significa eso? Que me tengo que poner las pilas, a ver si esta vez no os pierdo la pista ;)
En cuanto a esta historia… bufff es que no tengo palabras, me parece increíble lo que hiciste en su día, juntar todas las frases en un mismo relato hilándolas para crear una historia totalmente coherente y que a todos nos recuerda cómo y por qué llegamos aquí.
Siempre es un placer leerte, ya lo sabes :) Espero seguir haciéndolo muuuuucho tiempo.
Muuuuua!!