martes, 11 de diciembre de 2007

CuentaCuentos nº 57 "La más hermosa"

La más hermosa

    “Cuando se quiso dar cuenta, era otra vez otoño. Ya había pasado un año entero y casi ni se había dado cuenta, pronto volvería a ser su cumpleaños. Entre el trabajo, las fiestas, más trabajo, los hombres con los que salía, ni se había percatado del paso del tiempo. A Sonia nadie le echaba más de 25, aunque en realidad tenía unos cuantos más. La gente se asombraba con lo joven y bella que se conservaba y sabían bien que cuidaba muchísimo su aspecto. Era coqueta sí, y hasta cierto punto muy soberbia. Sus amigas lo sabían y la aceptaban tal y como era, aunque la verdad es que a veces hasta a ellas mismas les costaba entenderla.

    En su trabajo siempre era la primera. Siempre estaba en todo y cuando se proponía algo lo culminaba sin problemas, en poco tiempo y con unos resultados increíbles para la empresa. Esto la había llevado a convertirse en la mano derecha del jefe de la compañía, aunque esto mismo se había convertido en otro obstáculo para hacer amigos en la empresa. Había entrado a trabajar allí porque un tío con el que se acostaba le consiguió una entrevista, y en poco más de dos años había ascendido desde lo más bajo hasta ponerse por encima de todos sus compañeros y mostrando a veces una superioridad que llegaba a exasperarles. A ella no le importaba. Quería llegar a lo más alto y tener poder, mucho poder. Siempre le pasaba en todos los trabajos que tenía. Necesitaba ser la mejor y si no conseguía esa motivación, o cuando ya estaba en la cima, dejaba el trabajo de un día para otro, casi sin avisar y dejando casi que la empresa se viniese a bajo sin ella.

    Y en su vida personal no era mucho más constante. La relación más larga que había tenido había durado 9 años, y finalmente le había abandonado en el altar el mismo día de su boda. Sin explicaciones, sólo una carta en la que decía que jamás amaría a alguien como le amó a él, pero que no podía hacerlo, no podía quedarse con él, que no estaba dispuesta a perder su belleza, y que no podrían volver a verse. Y aquello era cierto. No amaría a ningún otro como le amó a él. Y todas sus relaciones eran cortas, insulsas, sin vida, prácticamente sin sentimientos por parte de ella. Sólo una simple cuestión de sexo, sólo por el mero hecho de sentir el calor de otro cuerpo en la cama.

    Otro año más de su vida. No podía creérselo. Ya había conseguido todo lo que quería en aquella empresa y el hombre con el que estaba tampoco le aportaba mucho más que cualquier otro. Estaba claro que tenía que salir de allí. Se sentía encerrada y tenía que escapar una vez más, aunque esta vez sería antes de tiempo, pero antes de irse tenía algo que resolver con urgencia. Quedó con sus amigas y decidieron salir de discotecas. Le apetecía olvidarse del trabajo, del hombre con el que estaba, de su cumpleaños, de que había pasado un año más. Quería olvidarlo todo, o casi todo, porque todavía le quedaban cosas por hacer.

    Tenía que romper con su actual novio. Buscar un nuevo trabajo, otro piso en el que vivir, muy posiblemente en una ciudad nueva. Otra vez cambios, otra vez a ser la nueva, nuevos compañeros, nuevos amigos... La llamaron a su espalda y se acercó a la barra, junto a sus amigas. Allí le dieron una copa, a la que estaba invitada. Preguntó a la camarera quien la había invitado y esta le señaló a un hombre que se encontraba al final de la barra. Levantó la copa en su dirección, le sonrió al tiempo que le guiñaba un ojo y se acercaba la copa a los labios para dar un pequeño trago. Aquel hombre tenía una bonita sonrisa y parecía inofensivo, así que decidió acercarse para darle las gracias personalmente, y sin casi darse cuenta ya había pasado más de tres horas hablando con él. Era un hombre agradable. Le estuvo viendo durante un par de minutos, sin decirle nada y decidió invitarle a su piso, para tomarse la última copa.

    No le extrañó que aquel hombre no se negase. Ella sabía que era hermosa, se afanaba mucho en ello, y también sabía todo el poder de seducción que poseía. Fueron en el coche de Sonia y durante el camino, de vez en cuando, fue rozando su mano contra la rodilla de él, sabiendo que así se pondría más nervioso, y así fue. Subieron a su piso y entonces dejó fluir todas sus armas de seducción. Antes de lo que había pensado ya lo tenía en sus manos, y se fueron desnudando poco a poco. Pegaba su cuerpo al de él, le besaba y se dejaba besar y poco a poco se fueron acercando al cuarto de baño entre risas. Ella se metió en la bañera, puso el tapón y abrió el grifo de agua caliente. Él quiso meterse con ella, pero Sonia juguetona no le dejaba. Le decía que tenía que obedecerla, que tenía que ser un buen chico, y aquel hombre no se planteaba llevarle la contraria a la mujer más hermosa que había visto. Casi ni se creía que estuviese allí con ella, y sabía que sus amigos no se lo creerían nunca, pero él sabría que era verdad y es lo único que realmente importaba.

    Cuando la bañera ya estaba por más de la mitad Sonia le dijo que se acercase lentamente. Ella se puso de rodillas en la bañera y él hizo lo mismo por fuera. Comenzaron a besarse una vez más. Le pidió que cerrase los ojos y él lo hizo gustosamente, hasta que notó sobre sus labios la suavidad, dureza y calor de los pechos de ella. Los besó con una mezcla de pasión y suavidad. Abrió los ojos y volvieron a besarse. Una vez más ella le pidió que cerrase los ojos, y lo hizo gustoso pensando en el siguiente pedazo de paraíso que ella iba a ofrecerle, y abrió los ojos como platos cuando sintió el frío del acero rasgando su garganta. Casi no tuvo tiempo ni de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Rápidamente se quedó sin fuerzas. Sus músculos se habían quedado bloqueados, ya no le respondían. Se estaba mareando al mismo tiempo que asumía que iba a morir.

    En sus ojos sólo veía el agua de la bañera, que se teñía de rojo con su propia sangre y podía distinguir un poco entre sombras a Sonia, que se frotaba el cuerpo con aquella mezcla de agua caliente y sangre. Miraba fríamente a aquel hombre que se estaba muriendo delante de ella, y no se inmutaba, no sentía remordimientos. Ya no... Recordaba la primera vez que lo había hecho. Hacía más de cien años que había matado al primer hombre, tras su contrato con el mismísimo demonio, con el que había pactado que siempre se conservaría joven y hermosa con la condición de que una vez cada cinco años le entregase un alma. Lo había aceptado con gusto sólo por poder mantenerse joven y bella.

    Tenía que bañarse en la sangre del sacrificado, pero ¿y qué? Era un pequeño pago a cambio de todo lo que le ofrecían. Sacrificar a un hombre que la desease y bañarse en su sangre. Un precio muy bajo por lo que conseguía a cambio, o al menos ella lo veía así, y no se paraba a pensar en lo que les parecería a los demás...”


    *Frase de Dulce Locura.

2 comentarios:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Unknown dijo:
    11 diciembre, 2007 en 10:15
    Lo único que me descoloca un poco es lo de los 30 del principio, si yo fuera tú pondría algo así como "Sonia no aparentaba más de 25, sin embargo tenía más", claro que es tu cuento, jejeje.Por lo demás me gusta, esa necesidad de huír hacia adelante, en busca de poder, de nuevos retos, nuevos hombres, nuevas vidas, resulta un poco incomprensible hasta que al llegar al final todo encaja, y te dices ¡claro!.Salu2

    pr0meteo dijo:
    11 diciembre, 2007 en 10:18
    Hola Níobe,como tú misma comentas es un relato un tanto extraño…al principio parece que vaya a ser más existencialista que otra cosa, sobre una persona que se cansa de su vida cada vez que ésta se estabiliza y busca la emoción de un volver a empezar lleno de retos.Sin embargo, una vez leído el final se encuentran guiños al desarrollo real de la historia como cuando deja a su novio en el altar "no estaba dispuesta a perder su belleza" cobra un sentido diferente del que se interpreta en la primera lectura.Un interesante cuento en definitiva, felicidades :)

    Pedro dijo:
    11 diciembre, 2007 en 12:34
    Me ha gustado, ha ido mejorando mucho según iba desarrollandose la trama para llegar a un final muy bueno. Así cada vez más tensión, muy bueno.
    Un abrazo,
    Pedro.

    María dijo:
    11 diciembre, 2007 en 14:06
    Moraleja: no hay que invitar a desconocidas, por muy guapas que sean, a tomar una copa… :S
    Jejejeje, no… me ha gustado mucho. Desde luego que no me imaginaba un final así, y eso siempre sorprende y gusta. A medida que lo iba leyendo me decía que algo "más" tenía que haber para que dejase al novio de nueve años plantado en el altar… pero jamás habría dado con algo así.
    Muy bueno nena, besotes y aplausos a montones!

    Jara dijo:
    11 diciembre, 2007 en 15:19
    Según leia el principio creí que ibas morir tu en el intento… tanta guapura y repetición de lo mismo me ponía nerviosa. El final me sorprende, eso sí demasiadas explicaciones. si te das cuenta dices que era una vez cada cinco años como 3 veces y creo que sobra. Puedes convertir esto en algo simple y con mucho más gancho si no caes una y otra vez en las mismas descripciones.
    pd: me estoy volviendo mala contigo, pero es para que no caigas en la rutina. Dale al coco que tu puedes ;)
    besines con virus :P

    M. dijo:
    12 diciembre, 2007 en 17:11
    Ya veo que te lo tomaste al pie de la letra, eh? jajajaj. Vaya tela…La historia en sí está muy bien, en serio.Pero debes fijarte en algo que Jara ya te ha comentado anteriormente: la "paja" con la que llenas algunos párrafos repitiendo hasta tres y cuatro veces algo que con la primera vez que lo citas ya bastaría.Hay otra cosa que me choca un poco: "…y casi sin darse ni cuenta habían pasado ya tres horas hablando con él. […] Le estuvo viendo durante un par de minutos, sin decirse nada y decidió invitarle a su piso, […]"; no sé si me he perdido algo o no cuadra el tiempo entre las tres horas charlando y los dos minutos sin decirse nada. Ya me lo explicarás, oki?Por todo lo demás está muy bien.A ver si sigues así!Un fuerte beso, meiguiña!Hell.

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  2. Duendecilla-Mun dijo:
    12 diciembre, 2007 en 17:57
    :) Veo que me has hecho caso. Has huído de los clichés en las descripciones y has potenciado la sencillez en la narración. Eso me ha gustado mucho. He notado un poco algunas repeticiones innecesarias, como lo de "una vez cada cinco años", pero quitando eso, en redacción has mejorado bastante.El tono está muy bien conseguido, aunque en ese registro estándar me choca un poco el "tío" ("Había entrado a trabajar allí porque un tío con el que se acostaba…"). Durante todo el relato un estilo formal, literario y neutro, y ese "tío" desentona un poco. Yo habría puesto "hombre".Sobre la historia, me gusta el personaje de Sonia, ya que a pesar de ser egoísta y narcisista, es capaz de amar, como a aquel hombre al que dejó plantado en un altar, y has hecho un buen retrato de él. También me gusta cómo planteas la historia, como si fuera existencialista, y va evolucionando hacia un pyscho-killer. Un buen giro, y muy bien llevado.También anoto la escena erótica. La has llevado muy bien, con elegancia y sencillez, sin caer en los tópicos vulgares del relato porno :P En eso también has mejorado mucho.Por último, el argumento me ha recordado mucho a la historia de la condesa Bathory, ¿te has inspirado en ella? ;)Muchos besotes, Níobiña, y a seguir volando,Mun

    Asiria dijo:
    12 diciembre, 2007 en 23:07
    Un final tremendo al que se llega a traves de una de tus mejores historias. Conduces muy bien la narración hacia lo que aparentemente sería una noche de pasión pero cuidándote mucho de no desvelar, de no dejar entrever el secreto que en ella se escondía. Iba a sugerir que recortases un poco el recorrido de la vida de ella,pero por otra parte pensé al llegar al momento culminante que el impacto lo causa tambien esa lectura que parece llevar a lo lógico en lugar de tan inesperado desenlace.
    Un abrazo y a seguir en la línea!

    Roberto dijo:
    13 diciembre, 2007 en 0:14
    Hacía ya mucho tiempo que no me pasaba por Cuentacuentos y me alegra haber pasado en primer lugar por tu espacio. Gran relato que me ha puesto los pelos de punta…Un saludoprinten

    Alejandra dijo:
    13 diciembre, 2007 en 1:06
    Hell cielo… Vamos a ver… Está bien… Digo que se han pasado tres horas hablando casi sin darse cuenta, y que después se quedan mirándose sin decirse nada un par de minutos… jijijiij…

    Gracias a todos!!

    LUC-ROC dijo:
    13 diciembre, 2007 en 5:28
    Yo también creo que el relato ha ido creciendo según lo has resarrollado y el resultado me ha gustado mucho. El final ha sido toda una sorpresa y lo único que me descuadra un poco es que al principio del relato era una mujer intensa y apasionada que se forzaba demasiado por todo. Nada que ver con esa otra del final, fría como un témpano que ha escogido el camino fácil.Un abrazo.

    Eamane dijo:
    18 diciembre, 2007 en 12:10
    Uys! Si viene con dedicatoria el cuento ;) Muchas gracias, guapa. Aunque el mérito es todo tuyo por hacer de una frase sencilla, una historia muy interesante. Me ha gustado como vas enlazando las partes, es fácil de leer y el final es aterrador. En resumen, que me encanta!Un beso dulce, cielo!

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