jueves, 21 de febrero de 2008

CuentaCuentos nº 67 "El momento justo"

El momento justo

    “El sol brillaba alegremente en la mañana del gran día, pero el suelo seguía blanco de nieve y el aire era muy frío. Nieve... ¡Qué ganas tenía de tocarla! Aunque para poder hacerlo aún tendría que esperar un par de años, pero seguro que merecía la pena. Parecía tan blanca y tan mullida... Se imaginaba allí en medio tumbado, moviendo los brazos y las piernas y dejando en su lugar, al levantarse, la forma de un bonito ángel blanco.

    Estaba nervioso sí, para que negarlo, pero sabía que aquel día tendría que llegar, y también sabía que ocurriría cuando estuviese preparado. Pero aún así no podía evitar todos los nervios que sentía. Estaba seguro de que ese era el día exacto, porque esa mañana al despertarse notó algo diferente. Al principio, como aún estaba medio dormido no se dio mucha cuenta, pero después de desperezarse bien y darse un par de vueltas, comenzó a notar aquellas pequeñas diferencias. Miró hacia la pared para poder ver su pequeña estación meteorológica...

    Sí, sin duda. Había aumentado la presión y disminuido la humedad. Se acercaba el momento que tanto había esperado y en ese momento el embargaron las dudas. ¿Y si no estaba preparado? ¿Y si algo salía mal por su culpa? Sabía lo que tenía que hacer, se lo sabía de memoria, tampoco era gran cosa, pero realmente de él dependía que todo se pusiese en marcha. Otro aumento de presión. Comenzó a temblar. Estaba seguro de que aquello era pánico escénico. Tenía que relajarse. ¿Y si hacía un solitario? Mmmmm... Requería demasiada concentración. ¿Una cabezadita? Mmmm... Tampoco, no era el momento adecuado para quedarse dormido.

    Estornudó y se golpeó la cabeza contra la pared, ya que se había acercado un poco más para poder ver mejor los marcadores. Se estaba avecinando una buena, y cada vez se estaba poniendo más nervioso. Respiró hondo. La decisión estaba tomada, no había marcha atrás. Cogió aire una vez más, se colocó en posición y pasó sus manos fuertemente por la pared. Fue entonces cuando todo comenzó a precipitarse. Estaba hecho, no había vuelta atrás. Él había comenzado todo aquello, pero ahora no dependía sólo de él. Cerró los ojos y se dejó llevar. Ya quedaba poco.

    ‘Era la presión justa, la humedad correcta. Allá voy, comienzo mi gran viaje. Pronto podré abrazarte mami’.”


    *Frase de Matilda Grimm.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Sureña dijo...
    Espero por favor, que esta historia tenga una segunda parte... :))
    Besos
    22/2/08 14:15

    Sureña dijo...
    Con la experiencia de la nueva criatura tocando la nieve, claro... jeje
    22/2/08 14:16

    Carabiru dijo...
    Alaaaaaaaaa un parto!!!! eso sí que no me lo esperaba!
    Muy buena idea Níobe!
    23/2/08 11:28

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