El momento justo
“El sol brillaba alegremente en la mañana del
gran día, pero el suelo seguía blanco de nieve y el aire era muy frío. Nieve...
¡Qué ganas tenía de tocarla! Aunque para poder hacerlo aún tendría que esperar
un par de años, pero seguro que merecía la pena. Parecía tan blanca y tan
mullida... Se imaginaba allí en medio tumbado, moviendo los brazos y las
piernas y dejando en su lugar, al levantarse, la forma de un bonito ángel
blanco.
Estaba nervioso sí, para que negarlo, pero
sabía que aquel día tendría que llegar, y también sabía que ocurriría cuando
estuviese preparado. Pero aún así no podía evitar todos los nervios que sentía.
Estaba seguro de que ese era el día exacto, porque esa mañana al despertarse
notó algo diferente. Al principio, como aún estaba medio dormido no se dio
mucha cuenta, pero después de desperezarse bien y darse un par de vueltas,
comenzó a notar aquellas pequeñas diferencias. Miró hacia la pared para poder
ver su pequeña estación meteorológica...
Sí, sin duda. Había aumentado la presión y
disminuido la humedad. Se acercaba el momento que tanto había esperado y en ese
momento el embargaron las dudas. ¿Y si no estaba preparado? ¿Y si algo salía
mal por su culpa? Sabía lo que tenía que hacer, se lo sabía de memoria, tampoco
era gran cosa, pero realmente de él dependía que todo se pusiese en marcha. Otro
aumento de presión. Comenzó a temblar. Estaba seguro de que aquello era pánico
escénico. Tenía que relajarse. ¿Y si hacía un solitario? Mmmmm... Requería
demasiada concentración. ¿Una cabezadita? Mmmm... Tampoco, no era el momento
adecuado para quedarse dormido.
Estornudó y se golpeó la cabeza contra la
pared, ya que se había acercado un poco más para poder ver mejor los
marcadores. Se estaba avecinando una buena, y cada vez se estaba poniendo más
nervioso. Respiró hondo. La decisión estaba tomada, no había marcha atrás.
Cogió aire una vez más, se colocó en posición y pasó sus manos fuertemente por
la pared. Fue entonces cuando todo comenzó a precipitarse. Estaba hecho, no había
vuelta atrás. Él había comenzado todo aquello, pero ahora no dependía sólo de
él. Cerró los ojos y se dejó llevar. Ya quedaba poco.
‘Era la presión justa, la humedad correcta.
Allá voy, comienzo mi gran viaje. Pronto podré abrazarte mami’.”
*Frase de Matilda Grimm.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminarSureña dijo...
Espero por favor, que esta historia tenga una segunda parte... :))
Besos
22/2/08 14:15
Sureña dijo...
Con la experiencia de la nueva criatura tocando la nieve, claro... jeje
22/2/08 14:16
Carabiru dijo...
Alaaaaaaaaa un parto!!!! eso sí que no me lo esperaba!
Muy buena idea Níobe!
23/2/08 11:28