martes, 8 de abril de 2008

CuentaCuentos nº 74 "Amistad"

Amistad

    “La mano no me tiembla mientras acerco la cerilla al cigarro que cuelga de mis labios. Tengo el pulso firme, mucho más firme que cuando estaba en la facultad. Así que acerco la cerilla hasta el pitillo que ya casi se ha convertido en otra extraña prolongación de mi cuerpo, y cuando su llama incandescente entra en contacto con él, doy unas pequeñas pero seguras caladas y entonces comienzo uno de los momentos que más me gustan del día. Ver escribir a Igor...

    Me gusta sentarme en este viejo sofá de color castaño. Tiene la tapicería llena de agujeros. Unos son por culpa de desgarrones o de animales y otros son pequeñas quemaduras producidas por mis cigarros, pero no cambiaría los últimos cinco años que me llevo sentando en él por nada del mundo. A veces cuando me paro a pensarlo casi me parece increíble que Igor y yo nos hayamos conocido hace ya tanto tiempo, y quizá sea porque a su lado me parece que el tiempo no transcurre o lo hace más despacio, y eso que cada dos días, durante estos últimos años, nos pasamos la tarde juntos.

    No sabría cómo explicarlo, pero me relaja verle escribir. Es como si en el momento en el que se sienta delante del ordenador una luz le iluminase la mirada y me siento totalmente incapaz de apartar la vista de él. Me atrae, me atrapa y me paso las horas sentado sin moverme, sin articular una sola palabra y no sintiendo nada más que admiración por él... Recuerdo con total claridad el día que nos conocimos. Él acababa de llegar a la ciudad y se encontraba desorientado. Yo tenía treinta y un años y buscaba desesperadamente algo en lo que centrar mi atención para olvidar el accidente en el que habían muerto mi mujer y mi hija. Me escudaba en el alcohol, pero al día siguiente el recuerdo y la agonía eran mucho mayores, hasta que nos encontramos y me hice cargo de él.

    Igor no debía tener más de dos años y todo lo que le rodeaba le asustaba. Al principio ni siquiera me dejaba acercarme a él, pero poco a poco fuimos entablando amistad, hasta que nos volvimos inseparables. No sé que haría sin él, porque me ayudó a superar mis miedos, mi dolor, mi sentimiento de culpa por no haber estado en casa con ellas... Todo eso desapareció con su llegada, y de eso hace ya 5 años. Ahora me encuentro en este viejo sofá que ha sido testigo silencioso de nuestros encuentros durante todo este tiempo. De cómo llego y me siento aquí sin decir una sola palabra. De cómo Igor se coloca delante del ordenador y comienza a escribir. Despacio, sin prisas, pensando bien las cosas y tocando una letra de cada vez. Así nos pasamos toda la tarde y cuando termina, me permite leer lo que escribió desde mi última visita y entonces es cuando me maravilla aún más su genialidad.

    Sus palabras comienzan a rodearme en cuanto mis ojos se pasean por las primeras líneas de sus escritos. Habla de lugares que nunca he visto, de sucesos que nunca había imaginado y de cosas que jamás soñé con conocer... Me sumerge en un sinfín de emociones que no sé cómo describir con palabras. Creo que nuestra amistad es lo que nos salvó de desaparecer ante el resto de la humanidad. Sin él yo habría terminado bajo algún puente con una puñalada, o en las urgencias de algún lúgubre hospital con un coma etílico, y él... Igor siempre dice que sin mí, ahora ya ni existiría. Que nadie le recordaría y que nadie sabría de él. Dice que soy como su padre y que me quiere como tal. Y el cariño que yo le tengo es muy parecido al que aún siento por mi hija, y aunque nadie podrá ocupar su lugar, Igor tiene su propio rinconcito justo a la misma altura que ella.

    Yo le traigo comida cada dos días, cuando vengo a verle escribir. Y después charlamos de mil cosas interesantes e increíbles de las que no puedo hablar con nadie más. Con él se me ha abierto mucho más la mente y eso se lo agradezco. Igor es mi familia, la única que tengo y por él sería capaz de dar mi vida con tal de que no le pasase nada malo. Es mi amigo, mi confidente, mi apoyo, mi hijo... Es todo lo que me ayuda a seguir día a día. Lo que me da valor para seguir adelante, y lo que me da la fuerza para levantarme cada mañana... Es especial para mí, muy especial...

    Por cierto... ¿Os he dicho que Igor es un dinosaurio morado que mide 7 metros?”


    *Frase de Aarón.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    мαяια dijo...
    Lo conoció con 2 años, han pasado 5, por lo que tiene 7...
    ¡¡¡¿Un dinosaurio? ¿Morado? ¿Y mide 7 metros?!!! Claaaro... jajaja
    Vale. Aarón y tú sabréis... ;)
    Un besiño!
    8/4/08 13:19

    Lost Soul dijo...
    Hostias!
    En un principio pensé que el protagonista era mujer e Igor su marido/hijo. Entonces leí que era hombre, por lo que Igor ya me desconcertaba.
    Cuando dijiste que se conocieron cuando Igor tenía dos años, fue impactante... Y cuando dices que es un dinosaurio morado que mide siete metros... Y además, no cualquier dinosaurio morado, sino un dinosaurio morado que sabe teclear y escribir historias!!!
    A ver si algún día leo una historia de las de Igor!
    8/4/08 18:22

    JuAntonio dijo...
    por no parecer redundante no escribiré lo mismo que Lost Soul/ pero me ha pasado justo lo que a ella.. creer q era una protagonista y no un, q Igor era su hijo o marido.. y luego el: Hostias! jaja.. pues sí.. ya nos dirás como un dino morado de 7 años y los mismos metros que años escribe historias.. en fin! si le ponemos sentido común.. el pavo con la muerte de su familia se quedó pillao del todo.. delira y el alcohol no le sienta nada bien.. alucina.. esa seria la explicación psicológica a tal "amistad"...
    "Y además, no cualquier dinosaurio morado, sino un dinosaurio morado que sabe teclear y escribir historias!!!"
    Estuvo la mar de entretenida ; )
    8/4/08 22:40

    Tormenta dijo...
    mmmmm pues yo desde el tercer o cuarto párrafo tenía clarísimo que era un delirium tremens ;) bueno, que no sé si era lo que querías hacer ver, pero vamos, para mi la cosa era cristalina...
    y justo por eso,por lo original de la idea y lo bien escrito que está, te puedo asegurar que me ha encantado.
    10/4/08 10:49

    Carlos dijo...
    Hay sofáres mágicos y dinosaurios que saben escribir.¿Y qué importa el tamaño? Lo importante es darles vida,y las palabras combinadas con inspiración poseen ese poder.
    Y vaya si te has inspirao! :)
    A seguir asi.Un abrazu
    10/4/08 19:38

    Popi dijo...
    Me encantan los dinosaurios morados, y si escriben, mucho más.
    Un bico grande meiga, y un abrazo.
    :)
    11/4/08 19:25

    Klover dijo...
    �te lleg� la pastilla emerge surrealismos de mi parte? �veo que s� que diferente si se�orita ^^
    Un besote...me ha gustado
    14/4/08 23:35

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