El beso
“La oscuridad lo
envolvió todo, y supo que cuando volviese la luz todo habría cambiado. Estaba
nerviosa. Temblaba. Se sentía como una niña pequeña. No era la primera vez que
iba a hacerlo, pero sí la primera con él, y eso es lo que la ponía nerviosa. Le
miraba a los ojos y casi podía verse reflejada en ellos. Brillaban mucho, casi
podría decir que más que nunca, y sería cierto, porque su mirada escondía algo
diferente, algo que hasta ahora nunca había estado ahí. ¿Quizá el deseo
cumplido de tenerla entre sus brazos?
No sabía qué
hacer. Quería besarle, pero su cuerpo no le respondía. No la dejaba moverse,
parecía que estuviese clavada al suelo, y le veía acercarse. Lentamente, en
silencio, sin apartar los ojos de los ella, hasta que él venció la batalla y
tímidamente, ella apartó la mirada. Sintió como sus brazos la rodeaban y su
respiración se volvió más acompasada. Cada movimiento de las manos de él sobre
su cuerpo la hacía temblar sin poder evitarlo. No sabía por qué su cuerpo
reaccionaba así. Quería ser fuerte, hacerle ver que no estaba nerviosa, ella no
era así. Pero él le hacía sentir mil sensaciones y volvía a sentirse como si
fuese nueva en todo aquello...
Una nueva caricia,
otra respiración profunda. Sentía como todo su pecho se llenaba de aire, para
luego soltarlo lentamente en un suave suspiro, casi imperceptible, como un
susurro, y que hacía que en los labios de él, apareciese aquella sonrisa tan
pícara que a ella no hacía más que sonrojarla. Volvía a mirar sus ojos. Su
forma de mirarla ahora era diferente. Siempre la había visto con timidez, desde
la distancia, entre las sombras, como escondido. Y ahora la miraba de frente,
sin esquivar su mirada y ella quería ser fuerte. Quería mantenerle la mirada.
-Por fin te tengo.
Ya eres mía...
-Sí.
-¿Y por qué
tiemblas? Tú no eres así...
-No, pero contigo
es diferente, tú me haces sentir así.
Y aquellos labios
estaban cada vez más cerca de los suyos y se iba preparando para el beso que
vendría. Pensaba en si cerrar los ojos o mirarle mientras se besaban. ¿Pero qué
más daba lo que ella quisiera si su cuerpo decidiría por ella? Y así fue... Por
fin sintió sus labios cálidos sobre los suyos, y en ese justo instante todo
pareció detenerse para los dos. Entre ellos no había ni un solo espacio sin
rellenar de deseo, de pasión, de ilusión, de ganas, de amor...
Se dejó arrastrar
por todo lo que sentía y por su cuerpo comenzó a recorrer una nueva sensación
de felicidad, y le gustaba. Volvía a sentir que todo estaba bien, que nada podía
ir mal, que al fin había llegado el momento de ser feliz de nuevo. El roce de
sus labios, de su cuerpo la volvía loca. No quería separarse de él, no quería
tenerle lejos, deseaba fundirse en un solo ser junto a él... Y quizá en aquel
momento lo consiguió. Unir sus almas para siempre, porque estuviesen donde
estuviesen y sin importar la distancia entre ambos, siempre se sentían el uno
junto al otro...”
*Mi frase.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminarCarlos dijo...
Pues muchas gracias por la dedicatoria :)
La intensidad de un momento ralentizada en palabras de mar.
Una puerta!!
19/4/08 20:23
wannea dijo...
pero que bonitoooooooooooooo!!! yo estoy intentando escribir algo... pero es que no me sale nada!!! eso va a ser de tanto estres, voy a buscar a alguien como el de tu historia para que me desestrese!!!!
bessos wapa!!!!!
20/4/08 18:44