lunes, 7 de marzo de 2011

CuentaCuentos nº 83 "Caída mortal"

Caída mortal

    "Comenzó a verse una luz allá al fondo, solo faltaba un poco más. Entre todos, trabajando juntos, estaban a punto de conseguirlo. Solo les separaban unos metros para conseguir salir de aquel infierno. Todavía no podían ni creerse que estuviesen a punto de conseguirlo. Llevaban tres días intentando encontrar la salida sin éxito, tres días en los que habían sucedido tantas cosas, tres días que les cambiarían la vida para siempre... Pensando en cómo habían llegado a esa situación parecía estar todo muy borroso. Era un día cualquiera de primavera, como tantos otros y habían salido de excursión. Entre todos habían decidido hacer una larga caminata antes del almuerzo, para abrir apetito. Cuando llevaban ya dos horas y media de su caminata decidieron que ya era hora de ir hacia la cabaña, que pronto sería hora de comer.

    Ariadna iba detrás, cerrando la comitiva. Todos los años hacían ese viaje juntos, ya formaba parte de un ritual entre ellos. De repente tembló el suelo y una sensación de mareo invadió todo su cuerpo. Debía de necesitar beber, una larga caminata sin agua podía hacer desfallecer a cualquiera, aunque aquel mareo era diferente a otros. De repente fue sustituido por otra sensación mayor, el dolor de sus huesos y músculos al chocar fuertemente contra algo. Todo era oscuridad. ¿Se había desmayado? ¿Se darían cuenta de que se había quedado atrás? Comenzó a escuchar más lamentos y sollozos a su alrededor, se obligó a abrir los ojos y a poner en movimiento sus doloridas articulaciones. Miró en todas direcciones, pero no vio nada, sólo oscuridad.

    Tras unos segundos en los que su corazón se puso a mil revoluciones por segundo comenzó a dislumbrar claridad, sus ojos se estaban acostumbrando a la falta de luz. Ahora podía distinguir sombras, las de sus compañeros, tirados en el suelo, al igual que ella. Miró hacia el cielo, a lo lejos se veía un círculo de luz, ahora empezaba a entenderlo. Se habían caído por un agujero. Una vez pasados los primeros minutos de desorientación comenzaron a llamarse unos a otros. Había alguna pierna rota, hombros fuera del sitio, y muchas contusiones, cortes y rasguños, pero parecía que nada demasiado grave. Ariadna vio tumbado a su lado a Jonathan, todavía debía estar atontado por el golpe. Le dio un par de gopecitos, pero no obtuvo respuesta. Quizá se había quedado inconsciente, no sería raro con la caída que habían tenido. Le giró para tratar de despertarle y cuando vio su cara comenzó a gritar. Casi ni se le reconocía. Tenía la mitad de la cabeza hundida y debajo de él había un charco de sangre enorme. Los demás se acercaron como pudieron al oír sus gritos. Se arrodillaron en torno a él y trataron de reanimarle, pero no había forma, no con aquel golpe, no con tanta sangre por el suelo, no con esa horrible herida abierta en el cráneo...

    No quería recordarlo, intentó quitárselo de la cabeza, ya quedaba poco para salir, tenía que dejar de pensar en ello. Cuando saliesen ya tendrían tiempo de avisar a las autoridades y poder ir a rescatar los cuerpos de sus amigos. Se estremeció totalmente al pensar en la palabra "cuerpos". Por desgracia Jonathan no sería el único que no saldría de esa trampa mortal. Durante los tres días que llevaban intentando encontrar una salida habían ido sufriendo bajas inesperadas. Carla no pudo soportar la pérdida de sangre por su pierna rota, Esteban había aparecido muerto la segunda mañana, sin heridas externas importantes, pero a saber como estaba por dentro y Mónica había caído mientras escalaban un muro. Casi no tenían fuerzas ya, pero cada vez estaba más cerca la salida. Habían estado hablando del impacto que tendría fuera su historia, habían sobrevivido a una caída casi mortal y habían luchado por aguantar durante tres días por encontrar el modo de salir de allí. Contarían su historia, la de ellos que podían contarla, pero también la de aquellos que no lo habían conseguido. Todos habían trabajado juntos, cada uno había aportado lo que había podido para tratar de salir de allí aunque no todos lo conseguirían y de eso iba a ocuparse ella personalmente...

    ¿Acaso no se habían dado cuenta de que ella les oía hablar cuando creían que estaba dormida? La criticaban porque no hacía nada, porque no ayudaba en nada, porque había dejado caer a Mónica... Era cierto, la había dejado caer, pero no le había quedado más remedio, era ella o Mónica y no estaba dispuesta a arriesgar su vida por la de otra persona, fuese quien fuese. Desde ese momento se dio cuenta de que hablaban de ella a sus espaldas. Sabía que iban a denunciarla por homicidio involuntario, ¿pero qué se creían? ¿Acaso preferían que se hubiera caído ella? Estaba segura de que así era, no podía confiar en nadie y ellos pagarían por todas sus palabras. Aprovechó que nadie le hacía caso para sacar de la manga de su chaqueta una piedra que llevaba escondida y se fue acercando sigilosamente al que cerraba la comitiva. Mauro ni siquiera sintió su presencia hasta que la piedra se incrustó contra su cabeza y no tuvo tiempo a resistirse. Uno menos, sólo le quedaban dos más...


     "Diario de León, 26 de Abril de 2011.

    Hoy la sierra leonesa amanece consternada por la noticia. Hace un par de días el lugar se llenaba de gente que venía para ayudar en la búsqueda de los 8 excursionistas desaparecidos, hoy todos lloran la tragedia. A la entrada de una cueva de difícil acceso encontraron el cuerpo casi desfallecido de la joven Ariadna P.J., de 24 años. Una vez en el hospital y tras los cuidados de los sanitarios Ariadna contó a la policía lo que había sucedido y entre lágrimas indicó los lugares donde podían encontrar los cuerpos de sus compañeros. Era un milagro que tantos hubiesen sobrevivido a la primera caída, pero con el paso del tiempo el cansancio, el dolor, los huesos rotos y lo escarpado del camino se había ido cobrando la vida de estos muchachos uno a uno.

    Es un milagro que la policía encontrase a esta joven durante el reconocimiento del lugar, porque de otro modo no habría conseguido llegar al pueblo sola y nunca se habría sabido la historia de estos pobres muchachos, que pese a tener fuerza de voluntad por sobrevivir la naturaleza demostró ser más fuerte que ellos. Le deseamos a Ariadna una corta recuperación y que pueda olvidar cuanto antes este suceso tan traumático para ella..."


    *Mi frase.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Shaylee dijo...
    Hola guapa, me encanta...................... :)
    7/3/11 08:59

    *Sechat* dijo...
    ¡Madre de Dios! ¿Y a esto lo llamas estar desentranada? Pues no quiero ni pensar a qué llamas estar al 100%. La historia muy buena e inesperado totalmente el afán de Ariadna por sobrevivir a toda costa.
    Nos leemos.
    7/3/11 12:34

    Carlos dijo...
    Hasta monsieur Poirot lo tendría difícil para resolver este caso :)
    Proteges bien el relato sus pistas y la venganza encuentra en la naturaleza un oportuno aliado, y muy bueno el uso de la piedra como arma ya que el golpe pudo dárselo al caer, humm sí difícil de resolver :)
    Un abrazo!
    7/3/11 19:31

    Sara dijo...
    Un relato muy bien llevado y con giro inesperado. Qué bien sientan los regresos cuando se cogen con ganas.
    Besotes!
    7/3/11 23:54

    El bardo dijo...
    El relato en si es fantastico y el cerrar la historia con la noticia del periodico es un gran final.
    Ahora me da verguenza haber escrito esta semana.
    Un saludo del Bardo
    8/3/11 00:28

    Jara dijo...
    PUES A MI ME HA DEJADO UN POCO DESCOLOCADA!, pero más que nada porq ha sido un vuelvo inesperado y que no he entendido muy bien. Cuando uno se encuentra en esa situación piensa en como salvarse no en como va a contar su historia.. o que se cargara a su compañero porq hablaban de ella a sus espaldas, no sé no me cuaja !pero bueno cada mente en un mundo claro está!
    es solo una opinión. igualmente encantada de volver por aqui.
    saludines
    8/3/11 13:28

    atenea dijo...
    ¡Pues menos mal que estás oxidada!
    Me ha encantado la historia, el final inesperado (ya sabes lo que me gustan esos giros jeje) y todo!!
    Si lo sé te tomo prestado este último párrafo, que para oxidada yo :P
    Un besazo :)
    9/3/11 15:40

    Hell dijo...
    Con esa piedra, y otra más que recogiera por el camino, podría haber hecho chispas para encender un fuego y dejar las extremidades de sus compañeros "al dente". Al menos podría haber pasado más días dentro del terruño, alimentándose de grandes pedazos de carne y haciendo desaparecer las pruebas poco a poco, no???
    Ah! Y con los huesos podría hacer unos collares preciosos, que ligaría entre ellos con los pelos de sus cabelleras, y venderlos una vez hubiera salido del agujero. Al menos entre eso y la historia, se llevaría un buen sueldo, no??? Quizá para pagarse la condicional en el caso de que la imputasen por el múltiple homicidio, a la espera de juicio...
    Joder... cómo se me va la pinza, no??? jajajaja
    Muy bueno, nena. Continuas cogiéndole el ritmo a las historias!
    Échale minio al asunto y que no se oxide por segunda vez, oki???
    Nos seguimos leyendo!!!
    9/3/11 16:52

    El mundo de Yas (Andrés) dijo...
    Meigazo total...
    en una palabra "mehaencatau", jejeje
    besotes amore.
    yas
    12/3/11 00:50

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