Continuamos con la Iniciativa Adopta Una Autora y como es costumbre voy a contaros algo más de Neïra. Esta vez quiero aprovechar que está por llegar la salida de su próxima novela, así que abusando de confianza, os traigo algunos detalles:
Título:
Caótica Jimena.
Fecha
de publicación: 21
de junio.

El
orden, la racionalidad, la dureza.
Bruno
no tiene ninguno, más que ser feliz con los pequeños placeres de la vida, pero
sí muchos problemas que debe resolver mientras deja que sus pasos lo guíen.
El
caos, la emotividad, la ternura.
Un
piso. Un encuentro. El objetivo de una cámara. Un giro inesperado. El
desequilibrio.
Y
sucede.
Dos
personas aparentemente opuestas que se cruzan y convergen, cuando sus caminos
no lo hacen.
Porque
el amor no siempre llega en el momento indicado ni con la persona adecuada,
pero no por ello desaparece.
Porque,
aunque la vida nos haga elegir lo que más duele, todas las historias de amor
del mundo se merecen un final.
"Siento
que lo nuestro sea, pero que no pueda llegar a ser."
Pregunta:
Novela nueva a la vista, cuéntanos un poco, porque esta sinopsis a mí ya me
deja rota...
Respuesta: Caótica Jimena es un
proyecto que nunca pensé que llegaría a ser tan especial para mí. Es una novela
sobre dos personas muy diferentes que se cruzan cuando menos se lo esperan y
entre ellas surge ese «algo» que hace que salten chispas. Es una novela que
trata sobre esas veces en las que el amor llega en el momento menos indicado, cuando
no lo deseamos o cuando no podemos dejarnos llevar por él, con mucha tensión
sexual e intensidad, pero también con realidad. Porque a veces la vida nos hace
tomar decisiones que no son las ideales… Y no digo más, que al final lo largo
todo.
P:
La portada es muy colorida y diferente a las últimas. ¿A qué se debe el cambio?
R: Sinceramente, encontrar la
portada ha sido un absoluto caos. Yo buscaba algo muy específico que reflejara
lo que me transmite a mí la historia, pero eso es más complicado de lo que
parece de entrada. Al final, decidí decantarme por la imagen que más me
cuadraba con Jimena, un personaje que vive un poco escondido y que gracias a
otra persona comienza a mirar el mundo que le rodea con otros ojos, con un
visor diferente.
P:
Además te la ha hecho otra conocida autora, Alice Kellen. ¿Cómo ha sido poneros
de acuerdo?
R: Muy fácil, como todo con ella.
Tengo la suerte de haberme cruzado en el camino con personas increíbles que me
apoyan a cada paso que doy y que me echan una mano siempre que lo necesito,
entre ellas Alice.
La idea surgió cuando empecé a
buscar imágenes; ella ya había leído la historia, así que sabía lo que quería y
se unió en la búsqueda. Cuando quisimos darnos cuenta, ya me había hecho una
portada que me encantaba y dijimos, ¿por qué no?
P:
Hasta ahora tus personajes han tenido personalidades muy dispares: Oliva era
divertida, Daniela más reflexiva, Sara la ternura personificada... ¿Y Jimena?
¿Qué podemos esperar de ella?
R: Jimena es una chica complicada.
Aparenta tener muy claras sus prioridades y sus objetivos en la vida, pero en
realidad está muy perdida. Es pragmática, responsable, algo fría y reservada,
pero en el fondo esconde mucho más de ella de lo que muestra. Es un personaje
al que he cogido muchísimo cariño, porque la he comprendido desde el minuto
cero y ha sido el femenino más complejo que he creado hasta la fecha. Y no sé
qué tienen los personajes difíciles, que se nos quedan muy dentro.
P:
¿Y qué puedes contarnos del protagonista masculino?
R: Ay, Bruno… lo adoro. Ha sido un
placer meterme en su cabeza, porque está vez los dos son narradores al mismo
nivel. Bruno es todo lo opuesto a Jimena, una persona que vive su vida al día,
dejándose llevar por lo que siente, disfrutando de las pequeñas cosas. Es un
niño grande, aunque también esconde una parte adulta que espero que os enamore
tanto como a mí.
P:
Pregunta obligada, ¿nuevos proyectos a la vista?
R: Sí, 1583. Proyecto arriba,
proyecto abajo. Ahora en serio…
Por un lado, tengo 2018 cerrado con
dos novelas, una terminada y otra a medio escribir, ambas de romántica
contemporánea. Aún no puedo contar nada, pero tengo la corazonada de que va a ser
un año muy especial para mí.
Y por otro lado, estoy comenzando a
escribir la historia de uno de los secundarios de Jimena. No he lanzado esta
novela como una serie, pero sí os confieso que quizá con el tiempo lo acabe
siendo. Eso sí, no quiero ni presión ni límites de tiempo, porque no sé
funcionar así, por lo que os pido paciencia y, si tiene que llegar, llegará.
P:
Hace poco has hecho pública la noticia de que vas a asistir a tu primera Feria
del Libro en Madrid. ¿Nos invitas?
R: ¡Por supuesto! Es algo muy
emocionante para mí, y no solo como escritora, sino también como lectora,
porque va a ser mi primera vez. Voy a asistir con Saray García y Abril Camino.
No sé si sabéis que no permiten la participación de escritores autopublicados,
por ese motivo no firmamos en ninguna caseta ni lugar concreto, pero el campo
es libre, así que esteremos por allí el sábado 3 de junio de 6 a 8 de la tarde
(en los alrededores de la caseta 272) y charlaremos con todo aquel que quiera
conocernos. ¡Ojalá pueda poneros cara a muchas de vosotras!
Las que estéis cerca, no dejéis pasar la oportunidad
P:
¿Y algún regalo para los lectores? Para que vayan matando el gusanillo...
R: ¡Claro! Antes de irme y dejaros
con este fragmento de Caótica Jimena,
quiero darte las gracias a ti, Jan, por tu apoyo constante y por adoptarme para
esta iniciativa tan bonita. Y a todas las que me leéis y que me acompañáis cada
día, GRACIAS por estar ahí y por querer ya a Jimena, incluso sin conocerla.
Espero que esto os sirva para abrir
boca…
Os presento a Jimena a través de
los ojos de Bruno ;)
«
… Yo no le gustaba a Jimena, me atrevería a decir que hasta le desagradaba mi
forma de ser, de reírme todo el tiempo, pese a estar jodido, de preguntarle por
su vida sin controlar las normas sociales que nos dicen que no debemos
preguntar cosas demasiado íntimas cuando no tienes el suficiente grado de
confianza, de estar medio tumbado a su lado cuando apenas nos conocíamos,
descalzo, como si me encontrase cómodo ante cualquier circunstancia.
Y
es que, por lo general, lo estaba.
No
comprendía a las personas como Jimena, que parecían vivir cohibidas, atadas a
algo que en realidad no existía, poniéndose obstáculos a sí mismas, encerradas
de algún modo.
¿Qué
había de divertido en eso? ¿De estimulante? Nada.
Vivir
no podía resumirse en eso; vivir era otra cosa muy distinta.
Después
de su escrutinio, al que me enfrenté con mi sonrisa de flirteo más potente solo
para enrabiarla, gruñó y percibí cómo su máscara caía del todo.
—¿Siempre
tienes activo el modo «coqueteo»?
—¿Qué?
¡No! —Me eché a reír y ella me fulminó con la mirada cuando mi mano salió
despedida de forma instintiva y le acarició el brazo, demostrándole que quizá
sí que lo tenía—. O sí… No lo sé, yo… soy así. No hay más que esto que ves,
nena.
Me
miró de arriba abajo, alzando una ceja de forma despectiva.
Podía
haberlo hecho deprisa, de la misma forma en la que te observaría una madre o
una profesora cuando está decepcionada con lo que ve, pero no. Lo hizo de forma
lenta, dedicando el tiempo necesario a cada parte de mí como para memorizarme,
o al menos así me sentí. Como una puta rata de laboratorio que no sabe lo que
le espera.
Mi
pelo. Mis ojos. Mi cuello; parándose más de lo debido cuando tragué saliva con
nerviosismo. Mi ropa. Mis manos. Mi torso. Hasta llegar a mis pies.
Nunca
me había avergonzado tanto de tener unos pies horribles.
El
silencio se masticaba, pero nunca me he sentido incómodo ante los silencios;
sirven para compartir demasiadas cosas que las palabras no saben transmitir.
Ella
entonces tampoco lo pareció; estaba tan ensimismada en lo que fuera que la
bloqueaba que creo que no fue consciente de que la situación estaba cargada.
¿De
qué? De una tensión sexual por mi parte bastante clara. Quería follarme a
Jimena, no es un secreto; creo que, dadas las circunstancias, ni para ella lo
era. Pero también estaba cargada de otra cosa que nunca me hubiera esperado; de
algo demasiado suyo que nunca me había encontrado en alguien.
Jimena
parecía estar tan perdida en su propia vida que asustaba. Como esos libros de
imágenes en los que tienes que descubrir qué objeto es el que sobra de una
fotografía. Un reloj digital en una imagen de la Edad Media.
Eso
era Jimena.
Se
observó a ella misma, con los ojos turbios por el alcohol que a todas luces no
le sentaba demasiado bien, y dejó escapar unas palabras que ambos sabíamos que
eran mentira.
—Yo
también soy así.
—¿Estás
de coña? Te escondes todo el tiempo, Jimena. Como una tortuga dentro de un
caparazón. Es imposible que esto seas tú. Me niego a creerlo.
—Una
tortuga —repitió; después sus labios se convirtieron en una fina línea.
Se
cerró un poco en banda, pero rectifiqué rápido para no perderla de nuevo.
—Lo
que veo es bueno, pero creo que escondes lo mejor.
Asintió,
como si mi explicación significara más de lo que ya lo hacía.
Serví
más vino y ella no se negó…».
Caótica
Jimena, Neïra.
Por mi parte añadir que estoy muriendo de ganas de embarcarme en esta nueva historia, y decirte Andrea, que no tienes nada que agradecer. Sé que harías por mí lo mismo, y eso ya es suficiente.