En silencio
"La última imagen que quedó
plasmada en su retina fue la de su asesino... Aquella frase rondaba por su cabeza. Aún no había podido escribir nada.
Lo había intentado varias veces pero nunca le salía nada decente. Empezaba a
desesperarse y decidió acostarse a dormir. Estaba extenuado y se quedó dormido
pensando en la frase, como le pasaba casi todas las semanas. Cayó en un sueño
profundo. Ni se dio cuenta de cuando ella entró en su casa.
Llegaba silenciosa, como tantas otras veces. Era hermosa. Tenía la piel pálida
y una rubia y larga melena cubría su espalda y parte de su rostro. Llevaba un
vestido blanco de gasa, muy vaporoso y que la hacía parecer aún más bella. Paseó
por la casa en silencio, como tantas otras noches. Reconocía cada rincón, cada
mueble, ¡todo! Para ella era tan conocido y tan extraño al mismo tiempo. Quizá
porque a él lo amaba y a los demás no. A los demás los visitaba por compromiso,
pero cuando sabía que él la necesitaba todo su cuerpo se estremecía. Sabía
perfectamente lo que tenía que hacer y cómo.
Paseaba por la casa para sentirle más cerca. Aunque sabía que lo suyo jamás
podría ser. Al fin se acercó a su habitación. Abrió la puerta y se adentró en
su cuarto cerrando la puerta tras de sí otra vez. Cogió la silla que él tenía
ante el ordenador, como hacía siempre, y silenciosamente la llevó cerca de la
cama y se sentó allí para verle. Como en casi todas sus visitas, se quedó
callada al lado de su cama, viéndole dormir. Notaba su respiración calmada. ¡Estaba
tan guapo cuando dormía!
Entonces él se removió en la cama y dijo algo entre sueños, pero lo dijo tan
bajito que ella no pudo entenderlo. Quería saber que había pronunciado en
sueños, para así guardarlo en su memoria para siempre. Volvió a decir algo,
pero continuaba hablando en susurros y no conseguía entender nada. Decidió
acercarse un poco más a sus labios para que la próxima vez que dijese algo
poder escucharlo con claridad. Al acercarse más a él, el dulce aroma de su
cuerpo la rodeó. Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo... Necesitaba sentirle
cerca, pero no se atrevía. Entonces él volvió a suspirar en sueños y le pareció
escuchar que la llamaba a ella.
No pudo reprimir sus instintos y le besó muy suavemente en los labios. Entonces
pareció como si él se calmase otra vez, y una leve sonrisa asomó en sus labios.
Una locura pasó por su cabeza y la desechó al momento. No podía hacerlo, ¡no
debía hacerlo! Pero en aquel momento él volvió a hablar y esta vez pudo
entenderlo perfectamente.
-Te quiero...
No pudo resistirlo más. Ya todo le daba igual, aunque luego le prohibiesen
volver a verle, pero tenía que sentir su cuerpo al menos una vez. Se desnudó
lenta y silenciosamente. Dejó caer su vestido de gasa al suelo y su cuerpo
relucía bañado por la luz de la luna. Se acercó a la cama y con mucho cuidado
se metió entre las sábanas y se recostó junto a él.
Apoyó su cabeza en el pecho de él, sintiendo su respiración, con el aroma de su
cuerpo rodeándola por completo. Dejó la mente en blanco y entonces notó como el
brazo de él se posaba sobre su hombro, y el otro sobre su cadera. ¡La estaba abrazando!
No podía ser más feliz. Levantó la vista y vio tan cerca sus labios que
necesitó besarlos otra vez, pero ahora con más pasión. No se dio cuenta de que
le estaba acariciando todo el cuerpo. Ya no era dueña de sus actos, ahora sólo
la guiaba la pasión.
Él le respondía a las caricias, pero continuaba durmiendo plácidamente. No
podía despertarse, no podía verla, o ella tendría que irse en aquel mismo
instante en que sus miradas se cruzasen... Hicieron el amor en el silencio de
la noche, con la luna como único testigo. Él seguía sumido en sus sueños, con
una sonrisa dibujada en los labios, y ella se sentía feliz por primera vez en
mucho tiempo.
Pensó que no estaría mal quedarse allí un rato, y con el cansancio se quedó
dormida entre sus brazos, el mejor lugar que ella conocía, el mejor cobijo para
una noche fría. En mitad de la noche él se despertó y vio tumbada a su lado,
entre sus brazos a aquella belleza. Tantas noches había soñado con ella que le
parecía increíble que estuviese allí. Aquella noche no lo había soñado todo.
Aquella noche la había hecho suya por fin.
Volvió a dormirse sabiendo que por la mañana no la vería, que ella ya no
estaría allí, pero con la certeza de que cuando volviese a necesitarla ella
volvería a su lado. Porque ella era su Musa, ella era la Inspiración...”
*Frase de Darka_Treake.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminarÓscar dijo:
13 marzo, 2007 en 16:31
Genial, preciosa, fantástica, maravillosa…un regalo para la vista y el alma. Que gran desenlace, la mujer que sale de los sueños y se convierte en realidad. Me encantó.
Creo que es un grandísimo regalo para Daniel, seguro que allá donde este esbozará una sonrisa cuando lo lea.
Un saludo muy grande.
beatriz dijo:
13 marzo, 2007 en 17:19
Muy bonita cierto, me he quedado sin palabras…la inspiración siempre siempre está.
Un beso
miriam dijo:
13 marzo, 2007 en 17:36
Que bonita niña, y me alegro de que a pesar de las circunstancias hayas sido capaz de escribir una historia tan especial ;)
Mucho ánimo guapa!
LUC-ROC dijo:
13 marzo, 2007 en 20:20
Ante todo, te doy las gracias por hacer un relato diferente y sin matar a nadie, pero también te tengo que decir que te ha salido una buena y preciosa historia y que me encantaría a mí también ser la dama de los sueños de la persona que amo. Muchos besitos.
Señor de las Historias dijo:
14 marzo, 2007 en 0:10
Oh! preciosa historia la que has escrito…ojalá la musa me visitara así, si no cada noche, una vez en la vida…así escribiríamos las más bellas historias…ahora que lo pienso…te visitó tu muso ayer??
un beso!
Jara dijo:
14 marzo, 2007 en 2:49
Hola neni!
Me ha dado un pequeño escalofrío al leer tu historia. Bella, mágica. Tierna. Y pensar que esa musa puede dormir abrazados a nosotros, y de esa forma tan especial.. Has conseguido que la sienta de una forma distinta.
Me ha encantado de verdad.
Te mando un montón de abrazos y un beso cargado de una mágica sonrisa grabada para ti.
POPI dijo:
14 marzo, 2007 en 20:09
Hola Meiga!!! Mientras leía pensaba para mis adentros.." Jo, esta semana no hay leyenda gallega…" pero al acabar, con ese giro espectacular que le ha dado sentido a una historia que no entendía muy bien, no me ha importado lo más mínimo, porque esta preciosa historia está llena de la magia y la sensibilidad a la que nos tienes acostumbrados.
Un bico curriña. :)
RICARDO dijo:
15 marzo, 2007 en 21:57
Màgico!!! Discrepo con Aaròn en una sola cosa: con una musa sì. cada noche a mi lado: còmo podrìa ocurrirseme escribir?
Un beso desde este lado del mar
Asiria dijo:
16 marzo, 2007 en 20:29
En silencio, porque silencio es la palabra escrita, silencio es el pensamiento, los sueños, silencio, en silencio leí tu historia y pude escuchar el sonido del amor bellamente narrado. Una historia en donde el único asesino fue su final porque merece ser interminable, eterna.
Bellísima! Niobiña
Un abrazo! y Animo!!
PATRICIA dijo:
26 marzo, 2007 en 18:49
mucho encantamiento en el relato… me encanta!! tanto amor todo atemporal en un tiempo propio donde todo toma diferente dimensión… hermoso!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!