En la
oscuridad
“El centro
comercial quedó en penumbra. Sebastián
estaba encerrado y no había forma de salir. Bueno, pensó, pasaría allí la noche
y por la mañana reanudaría su vida con normalidad. Buscó una cama en la que
poder dormir. Cuando ya se estaba preparando escuchó un ruido. No le dio
importancia, pero al cabo de un rato volvió a oír otro ruido. Con todos los
sentidos alerta, y entre las sombras se encaminó hacia una de las escaleras.
No sabía que es lo que realmente esperaba encontrar, pero no vio nada.
Necesitaba adivinar de dónde procedía aquel ruido que tanto le crispaba los
nervios... Siguió buscando entre la oscuridad lo que fuese que causaba aquellos
ruidos, a veces metálicos, a veces como de madera, y otras sonaba a cristal. Cuando
iba a doblar una esquina escuchó los ruidos otra vez. Se asomó con precaución y
lo que vieron sus ojos ¡era algo increíble!
Coches, muñecos, peluches... ¡Todos tenían vida! Se movían por el centro comercial
como si fuesen reales, con si fuesen personas o coches de verdad. No daba
crédito a sus ojos. Al querer retroceder tropezó con unas cajas y provocó un
estrepitoso ruido. Los muñecos se giraron y fueron en su dirección. No sabía
qué hacer. Empezaba a sentir mucho miedo. Aquello no podía ser real. ¡No podía
estar ocurriendo! Echó a correr sin saber muy bien a dónde. Tenía que escapar
de todas esas miniaturas que le perseguían. Al doblar una esquina se topó con
un grupo de muñecos, uno de los cuales tenía cara de estar asustado. Parecían
tan reales...
Encontró un sitio donde esconderse y esperar a que amaneciese. Echó un par de
horas en su escondite, pero un ruido a su espalda hizo que se le erizase la
piel. Al girarse se encontró un enorme peluche gruñendo y avanzando en pos de
él. Sebastián se giró para huir, pero sus ojos no encontraban una salida...
Estaba totalmente rodeado por muñecos y juguetes. Un grito escapó de su boca
antes de que aquella jauría se le echase encima.
Al despertar se sintió muy reconfortado y oía el bullicio de la gente. Cuando
quiso marcharse sus piernas no le respondieron. Se vio las manos, eran de
plástico y también sus piernas... ¡Era un muñeco! Desde ese día pasa las horas
inmóvil en las estanterías del centro comercial, aprovechando las noches para
vagar eternamente y esperando que una nueva víctima se quede atrapada para que
le haga compañía por siempre jamás."
*Frase Anónima.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminar3 respuestas a Una noche inolvidable
emilio dijo:
20 noviembre, 2006 en 20:51
ey me gusto, no imagne ese final
buenisimo
sigo leyendo el blog!
besos
emilio
Elena dijo:
21 noviembre, 2006 en 15:36
cualquiera se fia de los juguetes!!!
wenisima historia!!!
Unknown dijo:
24 noviembre, 2006 en 23:41
Eyyy!!! Es un cuento super chulo!!!!!!!Me ha gustado mucho, de lo mejor que he leído con esta frase. Muy original me ha parecido la idea… aunque me da un poquito de pena que se haya quedado atrapado como peluche, jeje, a ver si alguien lo va a comprar y se le fastidia lo de montar fiesta todas las noches!! Menudo fastidio sería!! jeje.Muy acogedor y divertido el cuento. Enhorabuena.Besillos desde my little world.