martes, 5 de diciembre de 2006

CuentaCuentos nº 4 "No quería regresar"

No quería regresar

    "Cierra los ojos por un momento. Sólo por un momento, para recuperarte... nada más...

    Esto es lo último que pensó Marcelo antes de caer en un profundo sueño. Acababa de tener un accidente con el coche, él y su novia. Aquella mañana se habían quedado dormidos, y para cuando despertaron  ya era muy tarde. Marcelo y Susana trabajaban en la misma oficina, así se habían conocido y enamorado. Salieron de casa a toda prisa y enfilaron la carretera que les llevaría al trabajo. Marcelo, que normalmente conducía con prudencia iba un poco más rápido de lo permitido. Cuando llegó a un cruce no pudo frenar a tiempo y otro coche les envistió lateralmente.

    -Cierra los ojos por un momento- se dijo.- Sólo un momento- y al cerrarlos la oscuridad se apoderó de su vida.

    Cuando al fin recobró la consciencia no sabía dónde se encontraba, pero se sentía liberado. Tenía una sensación agradable... A su espalda resonó una voz que lo sobresaltó.

    -Hola Marcelo, ¿qué haces aquí?

    Cuando se giró sólo vio a una niña muy pequeña que le miraba con ojos interrogativos.

    -¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?

    Se fijó más atentamente en la niña y comprobó que de su espalda salían unas alas chiquitinas... ¡No podía ser! Estoy soñando, se dijo.

    -¿Que no ves que estamos en el limbo y yo soy un ángel?
    -¿Y qué hago aquí?
    -Recuerda Marcelo, recuerda. Has tenido un accidente de coche, has cerrado los ojos por un momento para huir del dolor y no los has vuelto a abrir.
    -¿Y Susana? ¿Está ella bien?
    -Sí, pero sufre mucho porque no vuelves a su lado. Se siente muy sola...
    -Lo siento, pero no quiero volver. Allí sólo encontraré sufrimientos y dolor. Aquí en cambio, todos es paz a mi alrededor.
    -Sí, pero piensa en todo lo que te pierdes si te quedas aquí. Susana no volverá a sonreír. No cumplirás tu promesa de casarte con ella antes de que acabe el año. Te quedan tantas cosas por vivir que es una pena que te quedes aquí.
    -Si tantas maravillas hay en el mundo, ¿qué haces tú aquí?
    -Esperar que llegue mi turno de ir a la tierra. Llevo mucho tiempo esperando una oportunidad y quiero que mi vida sea lo más feliz posible, y ya me queda poco para conseguirlo...
    -No pierdas el tiempo conmigo, no vale la pena. Mejor piensa en qué vas a hacer allí abajo. No todo es tan bonito y hay mucho dolor.
    -Pero merece la pena aunque sólo sea por sentir el aire en mis mejillas y mi pelo, conocer el amor, tener una familia.
    -Pero también hay cosas malas, y sufrirás mucho para poder conseguir unos pequeños momentos de alegría...
    -Ya, pero merece la pena. Si te quedas aquí no volverás a ver a tu familia, ni podrás formar una nueva. ¿Cómo crees que estará Susana? Se pasa las horas sentada al borde de tu cama esperando que reacciones y despiertes, No puedes hacerle esto.
    -Susana... la quiero tanto... no quiero que sufra, pero...
    -No hay peros... Desde que estás así no se separa de ti, apenas come, y no sale, está a punto de enfermar y no le es indicado...
    -No quiero que sufra...

    Todo empezó a dar vueltas y más vueltas. Sentía como si cayese en un enorme pozo sin fondo del que no podía escapar, dónde no tenía nada a lo que aferrarse...

    -No quiero que sufras Susana...

    Estas fueron las primeras palabras que Marcelo pronunció en semanas. La cara de Susana se iluminó, llamó al doctor y empezó a llorar... Cuando el doctor se fue Susana se acercó a su cama, y le cogió de la mano.

    -Marcelo, mi amor. Tengo algo importante que decirte. Estoy embarazada.

    Marcelo no sabía qué decir. Puso su mano sobre la barriga de Susana y comenzó a llorar. Aquel ángel tenía razón, si se hubiese quedado allí jamás habría sido tan feliz. No tardó mucho en recuperarse y cumplió su promesa. Se casó con Susana antes de que acabase el año y antes de que se notase el embarazo. Cuando supo que era una niña se acordó de aquella pequeña que tanto le había ayudado e insistió en ponerle de nombre Ángela.

    Con el nacimiento de su hija su vida dio un cambio radical, pero siempre le rodeaba la felicidad. Por causas del destino, o por lo que había vivido, a Marcelo, su hija Ángela se le parecía cada día más a aquella niña que le hizo abrir los ojos. En su quinto cumpleaños, tras apagar las velas de la tarta, Ángela abrazó a su padre y le dijo muy bajito al oído:

    -¿Ves cómo valía la pena vivir?

    Después le dio un beso y se alejó canturreando hacia sus amigos. Marcelo se quedó muy callado y pensativo, y aunque no volvió a hablar de aquello con Ángela, sabía que su hija le había ayudado a que pudiese verla crecer..."


    *Frase de Mj.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Shi dijo:
    4 diciembre, 2006 en 13:12
    Hola buenos dias:
    Preciosa historia, tienes razón los hijos, yo que no creo para nada en los ángeles, si que creo que dan fuerza para seguir adelante, tengo una piraña de 13 años, que me tiene loca, tanto a mi como a su padre. Bendita adolescencia, se vuelven tan traviesamente encantadores, que sí, lo más duro se hace muy sencillo solo con mirarles.
    Txapela grandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee enorrrrrrrrrrrrrrrrme para ti.
    Cenes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
    Shi.

    miriam dijo:
    4 diciembre, 2006 en 13:14
    Preciosa. Siempre merece la pena vivir, siempre hay algo por lo que luchar, es un mensaje precioso y por supuesto que has estado a la altura! Y mucho mas alto ;)
    Muchos besos

    Jose Alberto dijo:
    4 diciembre, 2006 en 13:31
    Jajaja, algo idílica pero bonita historia. Aunque no sé si realmente las cosas acabarían siendo tan… redondas? Es curioso, eres la priemra cuentacuentos que leo esta semana y también has relacionado la frase con la muerte. Buen detalle el de la niña, aunque se veían venir desde demasiado lejos. La próxima vez, dale más tiempo en aparecer. Besos, encantado de leerte y gracias por leerme! ^^

    Ana dijo:
    4 diciembre, 2006 en 17:09
    Que bonito!!! Le ha costado, pero al final ha hecho lo que debía…yo también volvería a la vida, por mucho dolor que tuviese que soportar
    muxos bsks

    Carmen María dijo:
    4 diciembre, 2006 en 17:32
    alex es precioso el relato. me gusta el detalle de la hija . Tienes un buen vocabulario y lo vas dominado sigue asi y … algun dia publicaras

    María dijo:
    4 diciembre, 2006 en 20:53
    Antes de leer el final, yo me imaginaba que esa pequeña angelita se convertiría en su hija, en la hija que Susana ya estaba esperando cuando Marcelo "volvió a la vida". Se me ha puesto la piel de gallina, te lo juro…
    Te ha quedado precioso, cierto es que la frase es perfecta para muchas cosas y has sabido utilizarla a las mil maravillas.
    Me reafirmo en lo que ya te dije: me encanta tu manera de contarnos las cosas.
    Te dejo un aplauso enorme y todos los besos del mundo.

    P.D. Aunque haya cosa malas y muy malas, siempre vale la pena vivir por las pequeñas alegrías que te da la vida. Ese mensaje me llevo tras leer tu relato.

    LUC-ROC dijo:
    5 diciembre, 2006 en 0:45
    Te ha quedado muy bonito y tierno el relato. Además dá el mensaje de que hay que vivir el tiempo que tengamos que hacerlo y que tenemos un ángel de la guarda siempre detrás de cada uno de nosotros. Un abrazo.

    Elena dijo:
    5 diciembre, 2006 en 11:24
    que preciosidad!!! no me xtraña que tuvieras tantas ganas d publicar!!!
    me ha encantado!!!
    yo la final no tuve la inspiracion necesaria a ver si pa la proxima semana lo consigo!!!

    Elena dijo:
    7 diciembre, 2006 en 16:47
    Muy bonito, bien narrado y el detalle de la niña al "delatarse" me ha encantado! Mil besos

    Asiria dijo:
    8 diciembre, 2006 en 19:45
    Pensaba que eran estas fechas pero no, la emoción la pones tú con un cuento no de Navidad, sino de vida. Esa fuerza en el último momento que nos rebela para seguir adelante. Emotiva, bien narrada y preciosa historia!

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