Donde reside la magia
“El silencio de la noche fue su
aliado, como tantas otras noches durante
todos aquellos años. Uxío y Sabela tenían 16 y 14 años respectivamente. Se
conocían desde que eran unos niños pequeños, sus familias siempre habían sido
vecinas, y siempre pasaban los veranos juntos en el pueblo. Salían a pasear y a
jugar por los alrededores, eran los mejores amigos del mundo, y juntos habían
superado muchos malos momentos, pero también compartieron momentos de
felicidad.
Aquel año Sabela veía que algo había cambiado. Uxío no era igual que siempre
con ella. No la miraba como antes, en su mirada se escondía algo diferente... Concretamente
aquella noche, Uxío estaba más raro que de costumbre. La llevó hasta el lugar
más hermoso del bosque. Aquel claro en el que habían jugado desde niños. Donde
se habían contado tantas cosas...
Uxío le pidió que llevase un bolígrafo y
dos papeles. No sabía para que, pero la verdad es que le encantaba cuando le
daba sorpresas. Estuvo un buen rato mirándola en silencio, como si quisiese
guardar en su mente todos sus rasgos, y al fin le dijo.
-Nos vamos a vivir a otro lado, lejos. No sé cuando volveremos a vernos.
-¿Qué? Pero ¿y eso?
-A mi padre le han ofrecido un trabajo mejor y nos mudamos. Ahora que me voy me
doy cuenta de muchas cosas, entre ellas de que te voy a extrañar, miña Sabela. Por
eso quiero que hagamos algo...
Sacó dos saquitos pequeños, de esos que te dan en las joyerías, y los llenó de
tierra. Sabela sabía lo que iba a hacer, a ella le habían hablado de aquel
ritual, y ahora entendía el porqué de llevar el bolígrafo y las hojas. Cuando
al fin los tuvo llenos se quedó unos segundos absorto en los ojos de Sabela, en
los que las lágrimas ya comenzaban a brotar. Cogió el bolígrafo y el papel que
ella le extendía y con letra clara escribió: “Esta tierra que nos une, que me
liga a este lugar. Esta tierra volverá a traerme a ti. O teu neno, só teu...
Sempre.”
Sabela estaba mirando como Uxío escribía aquellas palabras, las de aquel
hechizo que su abuela le había contado. El hechizo lo usaban los enamorados
para volver a estar juntos si tenían que separarse. Casi ni se dio cuenta de
cuando Uxío le tendió el bolígrafo.
-Ahora cuando cogí el bolígrafo la mano me tembló, me tiembla todo el cuerpo...
- y mientras escribía leyó en voz alta. – “Esta tierra que nos une, que
me liga a este lugar. Esta tierra volverá a traerme a ti. A túa nena, só
túa... Sempre.”
Al acabar de escribir se dio cuenta de que Uxío la estaba mirando y antes de él
pudiese decir nada ella se inclinó y juntó sus labios con los suyos. Un
inocente roce, pero para ellos, un pedacito de cielo. Metieron las notas dentro
de los saquitos con la tierra, y ella se quedó con el que tenía el papel
firmado por él y él con el que contenía la firma de ella. Así quedarían unidos
por la magia, para siempre. Se cogieron de la mano y comenzaron a caminar.
-Pronto me olvidarás, y no seré más que un vago recuerdo en tu memoria,
conocerás a chicas hermosas, y pronto ya no te acordarás de mí…
-Que equivocada estás nena, miña nena. Siempre pensaré en ti. Y esta tierra me
llevará otra vez hasta ti, algún día. Ya lo verás.
Aquel día se separaron con otro beso y comenzaron su camino por separado. Uxío
en otra ciudad y ella donde siempre. Con el paso de los años no volvió a saber
nada de él y ella termino marchándose a la capital para finalizar sus estudios.
Ella se hizo fotógrafa y él terminó siendo un importante hombre de negocios. Diez
años después estaba Sabela haciendo un reportaje fotográfico sobre la
naturaleza cuando se apareció un hombre corriendo. No la vio y no pudo
esquivarla tirándola a ella y todo su equipo al suelo.
-Pero ¿de qué vas? A ver si te fijas un poco por donde andas.
-Que culpa tengo yo de que te hayas puesto aquí, nena.
-¡Y aún por encima me llamas nena! Esto ya es el colmo... ¡Imbécil!
Se fue de allí muy enfadada, necesitaba un sitio que la calmase. Decidió volver
unos días al pueblo. Hacía años que no iba por allí, y quizá era el momento de
regresar. Al llegar al pueblo miles de recuerdos la asaltaron y su corazón fue
alegre y triste al mismo tiempo. Eran tantas las cosas que había dejado allí
enterradas... Se fue a descansar un rato, y decidió que luego recorrería otra
vez sus calles y los alrededores, todos aquellos sitios en los que había sido
tan feliz. Por la tarde salió con su cámara. Sentía la necesidad de hacerle
fotos a aquel lugar y quizá pudiese utilizarlas para su reportaje. Estaba allí
sola, con la naturaleza y una paz la invadía por completo. No se dio cuenta de
que alguien se aproximaba corriendo hasta que volvió a caerse al suelo. Al
girarse su sorpresa no podía ser mayor…
-¿Tú también por aquí? ¿Te has decidido a arruinarme el fin de semana? Porque
si es así, me lo dices y me voy y nos ahorramos los dos mucho tiempo.
-Yo simplemente he venido a intentar relajarme un poco, nada más. Y dime. ¿Cómo
has sabido encontrarme? Porque está claro que me has seguido hasta aquí...
-Sí hombre, ¡lo que me faltaba! Seguirte a ti a algún lado... Antes prefiero
tomarme una copa de arsénico que perseguirte por todo el mundo.
-Bueno, haya paz... Déjame que te enseñe mi lugar favorito de este bosque.
-Esta bien, pero que ni se te pase por la cabeza que vas a conseguir algo
conmigo.
-Entonces seré yo quien quiera el veneno...
Caminaron por el bosque y entonces llegaron a aquel lugar tan especial que
Sabela no pisaba desde hacía 10 años. Miró a su alrededor y sintió aquel cálido
beso que le había robado a Uxío. Su estómago se había revolucionado, pero no
dijo ni la más mínima palabra. No iba a compartir con aquel desconocido su más
tierno recuerdo. Él la miraba y empezaba a pensar que se había equivocado con
ella...
Ella suspiró y se giró hacia él, que pensó que era entonces o nunca. Se acercó
a ella y estrechándola entre sus brazos la besó con pasión, y cuando sus labios
rozaron los suyos supo que era ella. Nadie más le había hecho sentir así...
Nadie más que Sabela...
-Miña nena... Diez años soñando con este momento, y ahora que te tengo otra vez
todo me parece un sueño.
-Uxío... Yo... Yo no...
Ahora fue ella quien le besó con mucha más pasión que antes, no quería dejarle
escapar, aquella vez no, sería diferente. Se besaban como si el mundo no
existiese para ellos. Se tumbaron allí en el suelo, en aquel lugar tan hermoso
que les había unido para siempre, y decidieron unir sus almas también. Uxío y
Sabela hicieron el amor allí mismo, sin importarles nada más. Necesitaban
sentir sus cuerpos, era algo que los dos habían soñado durante años. Cuando
acabaron se quedaron un buen rato abrazados y besándose. Ella se movió un
momento y sacó algo del bolsillo de su pantalón. Se lo enseñó a Uxío. Era aquel
saquito con la tierra. Él también lo llevaba en el bolsillo del pantalón y se
lo enseñó a ella. Se rieron y volvieron a besarse en un abrazo que les pareció
eterno...
-Ámote miña nena, só miña...
-Sempre meu amor...
Sus labios se juntaron en el más tierno de los besos.
-Quérote meu neno, só meu...
-Sempre meu ben...
Aquella
tierra meiga les había unido otra vez y no volvieron a separarse jamás. Esta es
la historia de Uxío y Sabela, de cómo el amor llega y de todo el poder de la
magia de esta, mi tierra. Esta es simplemente una historia más. Pero quien sabe,
para alguien podría ser real...”
*Mi frase.