lunes, 16 de abril de 2007

CuentaCuentos nº 23 "El traslado"

El traslado

    “Nunca he sabido hacer el equipaje, y no voy a cambiar ahora…- pensó – sigo siendo el mismo desastre, y aún así no me han cogido…

    Estaba absorto en sus pensamientos mientras trataba de recoger todo sus artilugios… Bisturí, tijeras, cuchillos, sierras… Todo un arsenal de torturas. Elegía con precaución mientras, en frente, unos ojos llenos de terror le observaban, no se perdían ni un solo movimiento…
   
    -Tranquilo. Todo terminará muy pronto. Sólo un poco más, aún no me he divertido lo suficiente contigo.
  
    Los ojos de su víctima se abrieron de par en par. Intentó escaparse una vez más, pero como todas las anteriores, fue inútil. Al final se decidió por unos alicates y un cuchillo bien afilado. Se acercó lentamente hacia aquellos ojos que le veían suplicando clemencia, suplicando un perdón que no llegaría…

    Le cogió una mano, y sin contemplaciones le cortó varios dedos. El silencio le envolvía. Era increíble verle retorcerse de dolor, abrir la boca y no decir nada. Por eso le había cortado la lengua, para evitar el escándalo. Disfrutaba de lo que hacía, pero ya casi era la hora de irse, así que con un movimiento fuerte y veloz le clavó el cuchillo entre los ojos. Aquellos ojos que para siempre demostrarían sus últimos minutos de terror.

    Como pudo recogió sus cosas, las metió en el maletero de su coche y se marchó dejando el cadáver allí. No tenía miedo, porque no era la primera vez que lo hacía. Nunca le habían pillado, y ahora que se tenía que mudar por trabajo aún se preocupaba menos todavía… Puso rumbo a su nuevo destino tranquilamente. Sin remordimientos por lo que acababa de hacer. Recordaba cada instante y una sonrisa de placer asomaba a sus labios.

    El camino era largo, pero disfrutaba pensando en todo lo que podría hacer en su nuevo domicilio… Sabía que volvería a hacerlo, porque lo disfrutaba más que nada en el mundo. A lo lejos en el arcén vio  un coche detenido y se paró a prestar ayuda. Era una joven muy hermosa… Levantó el capó y le dijo que tratase de arrancarlo, y al rato dijo:
  
     -Ya sé lo que tiene, ven a ver…
 
    La muchacha salió del coche y se asomó a la parte delantera . Él le señaló algo y ella, para verlo, tuvo que inclinarse al máximo sobre el capó.  Él aprovechó el momento para bajar el capó de golpe sobre ella y dejarla casi sin consciencia. Cogió su cuerpo y se la llevó entre los matorrales que había al lado de la carretera. Allí comenzó a golpearla hasta que casi no podía moverse del dolor. Fue al coche a por sus herramientas, pero se dio cuenta de que no era buen sitio para toda la parafernalia, así que cogió simplemente un rollo de cinta de embalaje.

    La inmovilizó y la amordazó. Cuando ya todo estuvo listo, la hizo reaccionar y tras ver el temor reflejado en aquellos ojos verdes, le tapó también la nariz y la boca con la cinta. Desde lejos vio como se iba apagando su vida, poco a poco. Estaba disfrutando con el espectáculo. Sólo lamentaba que terminase tan pronto… Después dejó el cuerpo sin vida de la chica entre aquellos matojos, y siguió su camino.

    Aquella noche durmió en un motel y casi no pegó ojo porque en la habitación de al lado había una parejita haciendo mucho escándalo… Se alegraba por ellos, pero quería dormir… Tuvo la tentación de ir allí y saciarse con ellos, pero era una locura. Sabe dios cómo sería aquel hombre para conseguir hacer gritar así a una mujer…

    Por la mañana y con mucho sueño reemprendió su camino y paró a desayunar en una tasca de carretera. Con la excepción de la chica, su viaje estaba siendo muy tranquilo, y eso estaba bien, pero por otra parte le ponía nervioso. Un pitido le sacó de sus pensamientos y vio que acababa de entrar en la reserva. Decidió parar en la siguiente gasolinera y así olvidarse de aquello cuanto antes. En cuanto vio el desvío se metió en él, y mientras le llenaban el depósito aprovechó para ir al servicio. Se metió en uno de los cuartos de baño. No le gustaba hacer sus necesidades delante de desconocidos… Entonces oyó abrir la puerta y sintió los pasos de un hombre silbando. La verdad es que no le gustaban los silbidos, lo ponían nervioso, y aquel hombre no cesaba en su cantinela, una y otra vez…

    Abrió la puerta del cubículo con cuidadoso silencio. Sacó del bolsillo trasero de su pantalón un pequeño bisturí que siempre llevaba encima y se acercó al hombre silbante sigilosamente. Le cogió desprevenido, le echó la cabeza hacia abajo para evitar el roce con los huesos y tendones y de un brusco corte le seccionó  el cuello. Lo dejó caer al suelo como si tal cosa. Limpió el bisturí en el lavabo y se marchó apresuradamente. Menos mal que siempre llevaba encima aquel bisturí…

    Se montó en su coche, puso música y continuó su camino. Tras un par de horas, por la radio comenzaron a dar noticias de que habían encontrado dos cadáveres en aquella carretera y que se estaban preparando controles en todas las vías. Escuchó atentamente, pero sólo por simple curiosidad. Estaba muy tranquilo. No iba a pasarle nada, así que ¿para qué preocuparse?

    Llegó al control y lo pasó sin ningún percance. Ni siquiera le registraron el automóvil… Sabía que todo sería así, por eso estaba tan calmado… Una hora más tarde llegó a su destino, a su nuevo trabajo. Llegaba un poco tarde, aquella chica le había entretenido más de la cuenta, pero estaba satisfecho con todo lo sucedido. Entró en el edificio como si fuese suyo. Como si ya llevase años caminando por aquellos pasillos. Se acercó al mostrador donde un joven le atendió:
   
    -Sí, dígame su nombre y el motivo de su visita, por favor…
    -Soy James Morgan…

    Aquel joven le miró un segundo, se giró hacia todos los demás y alzando la voz dijo:

    -¡Chicos atended! El nuevo Comisario ha llegado…”


    *Frase de Carabiru.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    luzdeluna dijo:
    16 abril, 2007 en 18:42
    ¡QUE ANGUSTIA!, HOY NO SE SI PODRÉ DORMIR..

    maria jose dijo:
    16 abril, 2007 en 23:31
    No sólo me das al asesino, sino que vas dejando un bonito rastro de cadáveres a tu paso… ¡cómo me encanta!…
    Entre las dos dominaríamos el mundo, nena, o, por lo menos, nos quedaríamos solas jajaja.
    MUCHAS MUCHAS GRACIAS! :)

    Jara dijo:
    16 abril, 2007 en 23:53
    bueno bueno, un asesino anda suelto y el hijo puta encima es comisario…
    Vaya tela!!!
    Y esto es un encargo no? miedo me da…. jajjaja
    pd: imposible olvidarte porque siempre estás presente.
    besines guapa

    Unknown dijo:
    17 abril, 2007 en 8:44
    ¡¡CLAP!! ¡¡CLAP!! ¡¡CALP!!
    Por cierto, ¿James Morgan es el congresista, el ingeniero o el músico?

    Aarón dijo:
    17 abril, 2007 en 9:40
    Me ha encantado…hacia la mitad del relato ya empezaba a mosquearme la tranquilidad con la que se movía, la despreocupación por ser detenido…claro, con una chapa en el pecho es muuuuuucho más fácil. Eso sí, sigue mosqueandome tu fijación con los instrumentos de tortura. recuerdame que no me quede a solas contigo ni una vez! ajajaa
    Un beso, niña…

    Laura dijo:
    17 abril, 2007 en 12:44
    Pero que cacho capullo el inspector!!! Cabrito!!!! Ay de verdad, que me tienes acojonaia con este asesino, el mas frio y sin remordimientos que he visto por Cuentcuentos, pero que dura!!!
    Mil besitossss

    Óscar dijo:
    17 abril, 2007 en 13:37
    Vaya pedazo de historia!!!!! me recordó muchísimo a la película "Hostel" por la diversión que le causa cada nueva tortura. Lo más incrible de todo es que fuera el comisario mismo…madre mía que gran final.
    Me gustó mucho, mucho.
    Un abrazo!

    LUC-ROC dijo:
    18 abril, 2007 en 9:48
    Una historia de asesinos con esta frase es bien difíl, pero tú además, los tienes a todos amedrantados jejejej. Se nota que te gusta asustar. Besitos.

    Jose Alberto dijo:
    18 abril, 2007 en 14:18
    Pues a mí sí que me ha gustado, sobre todo gracias a la sorpresa final. Intuía que iba a haber sorpresa, pero no sabía de qué tipo y me has sorprendido, jajaja. Lo único, pues a lo mejor alguna explicación para entender por qué mata, pero por lo demás… chapeau! Creo que Mj puede estar contenta con esta historia de asesinos, jeje.
    Besos mil, nos leemos!

    beatriz dijo:
    19 abril, 2007 en 0:07
    Joder nena, así nos va, asi nos va, con estas fuerzas de la seguridad. Me ha gustado el relato, además de la sorpresa final. Tendré cuidadín con los comisarios a partir de ahora

    Asiria dijo:
    19 abril, 2007 en 17:59
    Por finnnn!!! Bueno ahí va encerrado un tiempo de múltiples tentativas fallidas :) Pero por fin puedo leer y comentar. Y por tardar pasa que casi ta todo dicho o al menos la direcciòn que toman los comentarios: Chapeau!! Níobe! Magnífico giro, casi terremoto, el que das al final de la historia. Un relato cuya lectura marca muy bien los tiempos, las pausas en que uno coge aire para rápidamente respirar aceleradamente ante la tensión y ese odio in crescendo hacia el personaje hasta que….nos derrotas con tan espectacular final.Quien lo detendrá ahora :o ??
    Un abrazo enorme!

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