Desde la
ventana
“Las palabras no significan nada, no son importantes, lo que marca son tus
actos, y la coherencia de estos con tus palabras, pensaba mientras miraba a través
de la ventana de su habitación. En la calle hacía frío, y de vez en cuando unas
gotas lastimeras de lluvia azotaban a los pocos viandantes que todavía
recorrían las calles a aquellas horas de la noche.
Allí abajo, 4 pisos por debajo suyo veía una situación que no le era
desconocida. Veía como aquel chulo llegaba para recoger el sueldo que “sus”
putas le habían conseguido y cuando alguna de ellas no conseguía lo suficiente
casi la mataba a palos. Luego dos días de descanso y después a recuperar lo
perdido con clientes que pagan más, pero que poseían perversiones
inconcebibles... Más de una vez se había dicho que bajaría a ayudar a la
siguiente prostituta que se encontrase en esa situación. Que cogería el arma
que escondía bajo su almohada y encañonándole le obligaría a pedirle perdón. Una
vez al mando seguro que querría humillarle, como tantas otras veces había visto
que hacía con aquellas pobres chicas, algunas de las cuales no excedería los 16
años.
Haría que se desnudase que y todas “sus” mujeres se vengasen una por una, como
ellas tuviesen a buen parecer cobrarse la venganza. Seguro que le atormentaría
haciéndole sentir el cañón del arma contra su nuca, bien fuerte, para que no se
le olvidase quien mandaba. En algunos momentos le pondría el arma dentro de la
boca y haría el amago de disparar. Le haría pasar sufrimientos increíbles
simplemente por el gusto de ver como aquel cabrón se cagaba de miedo al
sentirse dominado por las mujeres que él creía de su posesión...
Si tenía que aprender por las malas que todos tenemos los mismos derechos, lo
haría por las malas. La policía parecía no querer actuar en aquellas
situaciones y más de una vez se había encontrado con su poca colaboración al
llamar a la comisaría denunciando los hechos que presenciaba desde su piso día
tras día... No pensaba dejarlo otra vez en manos de la policía. No podía seguir
consintiendo en silencio todo lo que veía desde aquella ventana, como si no le
afectase.
Vio
como le daba un empujón y la estampaba contra la pared. Dio un golpe en el
cristal y se dijo en silencio que aquella era la última paliza que
presenciaba. Se alejó de la ventana con su té en la mano, lo dejó sobre la
mesa. Cogió su pistola y se dirigió a la puerta, decidida a terminar con el
sufrimiento de todas aquellas mujeres a las que aquel cabrón había pegado, pero
al llegar a la puerta y agarrar el pomo no fue capaz de dar un paso más. Se
quedó allí helada...
Se llamaba Ainhoa, tenía 29 años y llevaba sin salir de su casa 6 años. Padecía
de agorafobia y se sentía incapaz de salir al exterior. Sabía que al día
siguiente volvería a presenciar otra paliza, y que como tantos otros días no
sería capaz de cumplir su palabra...
*Frase de Scry.
Comentarios de la entrada original:
ResponderEliminarMaría dijo:
15 octubre, 2007 en 15:12
Puffffff… menuda historia más dura!!
Y yo, es que no sé muy bien qué decirte acerca de la situación que cuentas… Por un lado, está más que claro que sufriendo agorafobia, por mucho que quisiese hacerlo y se lo propusiese, no podría salir, pero… por el otro… ¿llevar a cabo una venganza así? Las chicas de la calle dejarían de sufrir, pero… ¿ella podría dormir por las noches tras hacer algo así? Además… si la policía no hacía nada cuando ella les llamaba… si llega a hacer eso… seguro que acuden, pero para meterla a ella en la cárcel. Que las cosas funcionan muy mal y la vida es así de injusta…
Cuando yo suelto una parrafada de estas… es que la historia me ha dado que pensar y me ha llegado, eso ya lo sabes, ¿no? jejeje :P
Enhorabuena por el relato niña, besotes y aplausos a montones!!
P.D. Esto de ponernos el link directo… ¡¡¡me ha parecido de p.m.!!! jejeje, que ya sabes lo que me cuesta a mí venir por aquí, de todos modos… da el salto a Blogger anda… ¿que no ves que los que lo hacemos no nos quejamos ni nada? ;) Otro besote!
luzdeluna dijo:
15 octubre, 2007 en 15:59
UF, comprometida situación la de la protagonista. Personálmete creo que aunque matara al chulo, mañana (o pasado), acabaria llegando otro parecido con otras chicas. El relato me gusta, aunque "sangrientillo". jeje
Besitos.
wannea dijo:
15 octubre, 2007 en 17:14
pelos de punta niña, que fuerte, ella con toda la buena intencion del mundo y que no puede!!! uffffff que duro,… bessos
Pedro dijo:
16 octubre, 2007 en 10:17
Me ha gustado mucho el cuento por el tono de denuncia que tiene (y con el que coincido). Lo unico malo (y espero que no te sepa mal) es el final. Ese giro me ha parecido un poco forzado.
Un saludo,
Pedro.
Pd: Tiene razon Maria, mucho mejor con link directo.
Yol dijo:
17 octubre, 2007 en 9:21
jo, qué duro preciosa…mmmm estos relatos que escribes ultimamente estan llenos de crudeza y cierta nostalgia, me gustan mucho, aunque espero que no tengan que ver con lo que en este momento llevas dentro.aunque no me prodige mucho por ningún lado.. espero que sepas que aqui tienes una amiga guapa.un beso y un abrazo bien fuertes
Irati dijo:
17 octubre, 2007 en 22:03
Ostras pedrín…qué fuerte me ha parecido.y suena a coña, pero me ha encantado el final, ha sido en plan documental sobre algo… y luego explicación de por qué pasa.Muy bueno amore!un besote de chocolate!!
Asiria dijo:
19 octubre, 2007 en 3:48
El silencio tras el cristal, el inmenso silencio que envuelve el edificio tan solo roto por los gritos de dolor provenientes de anónima puerta de letra cualquiera. El sonido de los golpes que no pueden silenciar los tabiques. Lágrimas en silencio ante las que la justicia ciega se vuelve sorda.
Entiendo la parálisis de Ainhoa, demasiado para ella sola, tiene que ser el mundo el que abra aquella puerta. Muy buen homenaje a quienes ya sin palabras conservan su esperanza en que se reaccione.
Un abrazo