martes, 9 de enero de 2007

CuentaCuentos nº 9 "Que más se podía hacer"

Que más se podía hacer

    "Matar formaba parte de la naturaleza de Laura. Desde pequeña la muerte siempre la había rodeado. Sus padres murieron siendo ella una niña y al no haber nadie que se hiciese cargo de ella ingresó en un internado. Allí pasó los peores años de su vida, y cuando al fin salió estaba llena de rencor. Sólo conocía el dolor y la muerte y lo convirtió en su profesión. Laura era una asesina a sueldo. Mataba por encargo y ponía sus servicios a los pies de quien pudiese pagarle. So sentía remordimientos y eso la convertía en la mejor.

    Estaba sentada en el parque, en el banco de siempre esperando que le entregaran el nombre de su siguiente víctima. De algún desdichado que no sabía que su hora se acercaba y que estaba agotando sus últimos días de vida. Pasaron a su lado y dejaron caer un papel al suelo. Rápidamente lo recogió y se dispuso a leer el nombre de su próximo encargo... Su corazón le dio un vuelco y un gran dolor le recorrió el pecho. El nombre que allí leyó era el del hombre que hacía meses le había devuelto la sonrisa. ¡No se lo podía creer! Tenía que matar a Ricardo... Eso ponía. Tenía que matar al único hombre que había amado, el único que la sabía hacer feliz.

    ¿Qué podía hacer? A él no podía... Pero, ¿había otra solución? Durante un buen rato estuvo en el parque, pensando, pero no encontró ninguna otra solución... Corrió hasta su casa, montó su arma y decidió cual era el siguiente paso. Hizo la llamada y concertó la cita. Se sentó a esperar sin creerse lo que estaba a punto de hacer. Cuando sonó el timbre se dirigió a la puerta, quitó el seguro de la pistola y recibió a su visitante con un certero tiro entre los ojos. Cayó al suelo, muerto... Ya había hecho la mitad del trabajo, pero aún quedaba mucho por hacer...

    Cogió el cadáver y le borró las huellas con ácido. También le sacó un par de dientes. Como todos sus encargos, tenía que quedar irreconocible. Luego lo metió en el coche y se encaminó a un descampado. Allí le prendió fuego hasta que casi se había consumido. Volvió a casa, y como pensaba, se encontró a la asistenta entrando en casa y pegando un grito al encontrar la sangre. Corrió hacia ella y le pegó un tiro a bocajarro. Hizo sus maletas mientras el ácido borraba cualquier detalle que pudiera delatar que no era ella. Antes de irse dio un último vistazo y prendió fuego a su casa...

    Se dirigió a la estación de tren lo más rápido que pudo. No podía perderlo... Tenía que desaparecer... Al llegar a la estación se subió al vagón y se metió en un compartimento vacío. Recordaba todo lo que había hecho, pero no podía ser de otra forma. Al rato de ponerse el tren en marcha unas manos taparon sus ojos y unos labios rozaron su mejilla. Al girarse allí estaba él, Ricardo estaba bien, y lo único que le importaba era huir de allí. Jamás les volverían a ver...

    Gracias a dios Ricardo no hizo muchas preguntas cuando Laura le llamó. Hizo las maletas rápidamente y salió disparado a la estación. Hizo todo lo que ella le pidió porque sólo deseaba estar con ella... Laura lo sentía por las personas inocentes que había perdido la vida por ella, pero lo único que tenía era a Ricardo, y no iba a perderle por nada del mundo..."


    *Frase de Brian.

2 comentarios:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Jara dijo:
    8 enero, 2007 en 19:22
    Eres la segunda mente pensante en cuentacuentos que cree que el amor cambia a la gente. Ambas son matonas a sueldo y ambas no matan a la persona amada. Curioso verdad?
    Buen desarrollo, pero ese "otro ricardo" el pobre… y la asistenta!!
    Un besito.
    Cuanto muerto esta semana madre!!!

    Sturm dijo:
    8 enero, 2007 en 19:59
    Menuda asesina a sueldo¡¡¡ como las mejores sicarias tu Laura imparte su propia justicia. Estupendo relato.

    Javier dijo:
    8 enero, 2007 en 20:55
    Juro que nunca estaré con una chica que se llame Laura, después de estos relatos me está entrando miedo!

    Aarón dijo:
    9 enero, 2007 en 0:17
    No me lo tomes a mal, señora presidenta del club G…pero desde el principio sabía que no mataría a Ricardo…que ya nos conocemos! ejeje sí que no sabía que en lugar de eso mataría a otras dos personas, pero desde luego no a su amor…ainss, el amor sale a relucir incluso entre asesinos, sangre y disparos a bocajarro!

    un beso!

    M. dijo:
    9 enero, 2007 en 12:24
    La acción de la historia transcurre…a saco!!! Pero una vez más el amor deja huella en tus historias!!!:DBonito final, si he de serte sincero, no pensaba que lo acabarías así, sino que sería fría como un témpano y seguiría su camino.Buen relato!!!Un beso!Hell.

    Jose Alberto dijo:
    9 enero, 2007 en 16:40
    Vaya, aquí hemos encontrado un imposible, una historia de amor a partir de esta frase, jajaa. Opinión personal: la historia es buena y tiene un filón que se puede aprovechar muchísimo, pero la veo algo precipitada. Veo que has introducido los elementos uno detrás del otro sin dar tiempo a asimilarlos del todo. Tal vez un primer párrafo con todos los antecedentes de la protagonista vendría bien, otro para contar cómo se ha convertido en asesina y otro más para explicar que se ha enamorado, ya que si sólo guardaba rencor resulta algo inverosímil que se enamore tan fácilmente. El resto puede llegar después y creo que resultaría más efectivo. La historia me gusta, de hecho me parece que ya se ha utilizado en otros cuentacuentos eso de que alguien tiene que matar a su media naranja. Pues eso, con más pausa hay más sorpresa, pero para gustos, los colores; a mí me gusta ;)
    Besos! Y gracias a ti por darme esta historia! ^^

    Alejandra dijo:
    9 enero, 2007 en 17:12
    Bueno, para todos aquellos que dicen que es un relato muy precipitado os diré que este relato me ha ocupado tres folios, pero que lo he resumido por el temor de que a mitad del relato me mandaseis a la porra y no terminaseis de leer…

    Laura dijo:
    9 enero, 2007 en 18:02
    Jejeje, CSI deja huella en eso de como no dejar rastro… muy buena!
    Sabes que? Me he sorprendido al leer la historia porque yo tb quería hacer una de una asesina a sueldo, jejeje.

    Mil besotes

    miriam dijo:
    10 enero, 2007 en 13:55
    Guau que final!!! La verdad es que me parecía demasiado fria la protagonista, no sabía como era capaz de matar a Ricardo sin pensarselo! Pero claro jeje, no es oro todo lo que reluce… ;) Muy bueno guapa!

    María dijo:
    10 enero, 2007 en 19:59
    Jo, este final si que no me lo esperaba yo…
    Laura es una asesisa a sueldo muy despiadada sí, pero hasta cierto punto porque Ricardo es su Ricardo y cuando una tiene un Ricardo… no se le puede matar!! (Menudo lío que me he hecho, no?? jejeje, pero seguro que tú me entiendes) xD
    Me ha gustado mucho nena, mil besos!!

    victor dijo:
    10 enero, 2007 en 23:33
    Lo sabía, lo sabía, lo sabía……… jajajaja

    Viva el amor!
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Asiria dijo:
    13 enero, 2007 en 13:40
    Fiel a mi tradición de llegar leyendo al finde siguiente, pero llegar llego, aquí estoy y aún disfrutando de posiblemente la mejor semana de historias geniales de Cuentacuentos, no ya por la calidad sino por la cantidad que hay! Puede parecerme a lo mejor cuando leo que uyss esta Laura creo que la he leido antes pero que va! Si ya los comienzos son muy buenos y prometedores los finales no defraudan tal expectación, como sucede con tu historia. Buenísimo final! A saber a quien se le ocurrió llamar aquél día a la casa de Laura! que bueno! Vaya mente mas fria y calculadora en contraste a que lo hacía por amor, y es que solo el amor sobrevive a la muerte.
    Un abrazo!!

    Manu dijo:
    14 enero, 2007 en 19:17
    me gusto tu espacio visita el mio haver que te parece besos guapa y si quieres añadame a tu lista de amigos

    ResponderEliminar

Siéntete libre de compartir tus impresiones de lo que has leído. Un Feedback nunca viene mal y siempre es bien recibido.