martes, 31 de enero de 2012

CuentaCuentos nº 100 "El verdadero misterio de Aristocles"

Os invito a leer antes El secreto de Aristocles y ¿Qué escondes, Aristocles? para que este relato tenga sentido.

El verdadero misterio de Aristocles

    "-No pienses que te voy a pedir perdón, porque no lo haré. No quería arriesgarme a que vieras como llegar hasta el lugar dónde me escondo sin estar seguro de que puedo confiar en ti...
    -Te entiendo, pero al menos podrías soltar un poco las ligaduras de las muñecas, ya no me llega sangre. Y te has pasado con el golpe...

    La cabeza me daba vueltas. El Dr. De la Cuadra me había dejado KO en plena calle y me había llevado a un lugar que no sabía ni dónde estaba. Sé que debería haber sentido miedo, pero en realidad me sentía más a salvo que nunca. Que también ayudaba el hecho de que Aristocles ronroneaba alrededor de las piernas del doctor, lo que confirmaba que se conocían y que al menos le simpatizaba.

    -Ya he comprobado que no llevas armas, así que te soltaré, pero no hagas ningún movimiento extraño, o tendré que tomar medidas.
    -Tranquilo Dr. no haré ningún movimiento brusco.

    En cuanto tuve las manos libres las moví un poco para recobrar la circulación en ellas. El movimiento hizo que Aristocles se fijase en mí y maullando se subió a mi regazo. Comenzó a ronronear y a clavarme las uñas de sus patitas rítmicamente en las piernas. Después dio un par de vueltas y con un bostezo se hizo un ovillo. En cuestión de segundos ya se había dormido.

    -Pues sí que estaba cansado el pobre... - dije mientras lo acariciaba.
    -También puede ser por el hecho que acaba de comerse toda una lata de atún con gambas... - Y levantándose añadió. - Lo que me recuerda... Toma, come algo. Tienes pinta de no haber comido caliente en días.
    -Yo casi podría decir que semanas.
    -Y bueno, cuéntamelo todo. Desde el principio...
    -Se lo contaré todo, al menos lo que yo sé.

    Tras un par de horas de conversación puse al Dr. De la Cuadra al tanto del viaje que habíamos hecho Aristocles y yo. Le conté como lo había encontrado y como después, gracias a Julia, había sabido del final que había sufrido su dueño y a qué se debía. Le narré con todo lujo de detalle todo el tiempo que habíamos escapado de la gente que nos perseguía, de la gente que le quería. Y sobre todo, hice hincapié sobre 'su secreto'.

    -Muy bien doctor. Ya sabe nuestra historia y ahora me gustaría que me ayudase a rellenar los huecos en blanco. ¿Por qué nos buscan? ¿Qué quieren de Aristocles y por qué es tan importante?
    -Veamos. Esteban y yo éramos muy buenos amigos. Compartíamos despacho en la universidad de Salamanca cuando todo esto estalló. Yo era profesor de Biología celular y molecular. Él era profesor de Física Nuclear, aunque su verdadera pasión era la investigación genética. Estaba decidido a encontrar una cura para el cáncer. Su mujer llevaba años luchando contra uno y Esteban no iba a permitir que se la llevase.
    -Dios mío. ¿Y lo consiguió? ¿Es eso lo que quieren?
    -No te adelantes a los acontecimientos. Esteban dedicaba todos sus ratos libres a sus investigaciones. Era muy bueno, de hecho cuando todo estalló estaban a punto de darle un premio por haber desarrollado un biocombustible que revolucionaría todo lo conocido hasta ahora. Eso es lo que buscaban cuando fueron a por él.
    -¿Eso es lo que esconde el Aristocles? ¿La fórmula del combustible?
    -No creo. Los documentos sobre el biocombustible los tenía en su casa y por lo que te contó Julia, se lo habían llevado todo.
    -¿Entonces? No entiendo...
    -Posiblemente entre esos papeles que se llevaron encontraron alguno que hiciese alguna referencia a Aristocles. A lo que le habíamos hecho - se estiró para acariciarle la cabeza al gato. - Y en ese momento el gato pasó a ser más valioso que cualquier combustible del mundo...

    Me quedé mirándole fijamente. Parecía estar cansado, muy cansado. Y ahora la sombra de los recuerdos y la culpa parecía haberle caído encima como una jarra de agua fría. Recordar le estaba haciendo daño, pero necesitaba saberlo todo. Tenía que saber el secreto de Aristocles, porque por él me estaba jugando la vida.

    -¿Qué le hicisteis?
    -Estábamos jugando a ser dioses. Queríamos crear una mutación genética que fuese capaz de entrar en una simbiosis perfecta con cualquier organismo vivo y destruir cualquier tipo de células cancerígenas. Pero para eso teníamos que hacer experimentos y...
    -Aristocles... - y me aferré a él sin poder terminar la frase.
    -Sí, hicimos experimentos con animales. Hubo otros antes que él, pero no sobrevivieron. Él tuvo más suerte.
    -Entonces, ¿Esteban pudo salvar a su mujer?
    -Por desgracia no llegamos a tiempo y mientras esperábamos los resultados de las últimas pruebas falleció de un fallo multiorgánico.
    -Dios. ¿Y entonces...?
    -Aristocles asimiló el gen mutante a la perfección, pero lo que encontramos no era simplemente una cura para el cáncer. Era mucho más que eso. Era la cura de cualquier enfermedad. El gen atacaba a cualquier organismo que fuese perjudicial para el cuerpo. De hecho, hicimos muchísimas pruebas más después para estar seguros. Enfermedades venéreas, cáncer, lupus, venenos... El gato se volvió inmune a todo lo que puedas imaginar, ni siquiera el paso del tiempo podía con él.
    -¿Perdón? Eso no podéis saberlo, cuando le encontré no era más que un cachorrillo.
    -Es que este gato no es el Aristocles original.
    -¿Qué quieres decir con que no es el original?
    -Quiero decir que ese gen mutante lo descubrimos hace 40 años. Al principio pensamos que era una cura para cualquier enfermedad, sin más. Pero empezó a pasar el tiempo. Más del que cualquier gato podría haber durado. Poco antes de que comenzara toda esta revuelta tomamos una muestra de referencia al Aristocles original y... No me gusta lo que le hicimos al pobre gato. Comprobamos hasta dónde podía sobrevivir. Finalmente llegamos a la conclusión de que sólo había dos formas de que muriese: desgarrarle el corazón o cortarle la cabeza.
    -¿Cómo pudisteis hacerle eso al pobre gato?
    -Teníamos que saber hasta dónde habíamos llegado con aquella mutación. Habíamos creado el gen de la inmortalidad. Creo que eso terminó de destruir a Esteban. Decía que si hubiéramos llegado un poco antes su mujer estaría viva. Después se fue y no supe nada más de él hasta tu llamada mencionando a Aristocles. Estoy seguro de que en aquellos momentos se sintió muy solo y lo único que se le vino a la mente fue clonar a Aristocles, su compañero durante todos aquellos años. Lo sé por las marcas características que tiene. Sería demasiada casualidad encontrar dos gatos con las mismas. Además el hecho de que llevase mi número y mi nombre en el medallón me dio la primera pista.
    -¿La primera? ¿Y cuál fue la segunda?
    -'Platón IV:República'. Era la contraseña que usábamos para la carpeta donde estaban los archivos de Aristocles.

    Me quedé en silencio durante un buen rato, tratando de asimilar toda aquella información. Acariciaba a Aristocles pensando en el gato original, tratando de adivinar si él tendría conciencia de todo aquello. Inmortalidad. Por eso le perseguían. ¿Qué otra cosa podría desear más el 'Gran Dictador' que el poder de la vida eterna? Así podría dominar el mundo por toda la eternidad, hacer lo que quisiera y cuando quisiera. Sin pensar en las consecuencias, sin tener miedo al futuro...

    -Entonces... ¿Esto no va a terminar nunca, verdad?
    -¿Qué?
    -Siempre querrán su secreto... - dije con un susurro. - Y yo que le había prometido que no le pasaría nada...

    El Dr. De la Cuadra se levantó, fue a la cocina y al rato volvió con una manzanilla caliente, que puso sobre la mesa, cerca de mí. Cogí el tazón y lo puse bajo mi nariz, dejé que el vapor y el olor a manzanilla me envolviesen. Necesitaba tranquilizarme para intentar ver qué podíamos hacer a partir de ahora.

    -Yo soy viejo. No puedo hacer nada más que esperar mi muerte, pero tú eres joven y fuerte. Si has llegado hasta aquí puedes conseguir todo lo que te propongas.
    -¡No, no puedo! Tarde o temprano estaré tan cansada que no podré seguir escapando más. Y entonces ¿qué será de Aristocles?
    -Tranquila, ya he pensado en eso...

    El tazón resbaló de mis manos, no me respondían. El cuerpo me pesaba tanto y me notaba tan cansada... Los ojos se me estaban cerrando. Por más que intentaba mantenerme despierta no conseguía tenerlos abiertos más que un par de segundos. Todo a mi alrededor se iba volviendo más y más oscuro, hasta que sólo quedó el silencio... Al abrir los ojos tenía un terrible dolor de cabeza. Tardé un par de segundos en despertar completamente. Estaba en una habitación de hotel y Aristocles descansaba tranquilamente a mis pies. ¿Todo había sido un sueño? Entonces mis ojos se fijaron en un sobre rojo que había sobre la mesita de noche, sólo tenía escrito por fuera: Dr. De la Cuadra.

    'Siento haberte drogado, pero era la única forma. Sé que me odiarás por lo que te he hecho, pero de verdad tengo fe en ti y estoy seguro de que encontrarás la paz algún día, para ti y para Aristocles'.


    Con el tiempo el 'Gran Dictador' murió, pero nuestra huida no terminó ahí, ni siquiera cuando todo comenzó a arreglarse y la vida volvía a ser la que era... Detrás de él vinieron otros que querían cogerle, que querían su secreto y sería así por siempre... Una vez le prometí que le cuidaría mientras yo viviese. No fui consciente del alcance de mi promesa hasta el día en que su ADN y el mío se cruzaron, hace ya más de 400 años."


    *Frase de Atenea.

1 comentario:

  1. Comentarios de la entrada original:

    Utopia de sueños dijo...
    ¡Vaya final de historia! No lo habría imaginado nunca. Menudo secreto tienen los dos entre manos.
    Un final sorprendente.
    Abrazos.
    30/1/12 12:29

    Sara dijo...
    Y yo que casi me pierdo esta historia! He llegado justo a tiempo ;)
    Pd: ¡Qué preciosidad de gato!
    30/1/12 13:55

    Carlos dijo...
    A veces las soluciones a los peores males pasan por delante de una humanidad demasiado ocupada en sus prisas. Ojalá que esa horrible enfermedad sea vencida cuanto antes!
    Enhorabuena por un muy buen trabajo, con riqueza de escenarios,trepidante acción y una trama que escondía en cada capítulo cualquier pista sobre su final.
    ¡Ojalá pronto no sea ciencia ficción! :)
    30/1/12 23:38

    Hell dijo...
    Joder nena!!!!!
    No he podido pasar antes por temas ajenos a mi voluntad, entre hospitalizaciones y demás...
    Te comento aquí la de la semana anterior y la de ésta, ¿eh?
    Será algo corto y directo:
    ¡¡¡VAYA PEAZO DE HISTORIA QUE TE HAS CURRAO!!!
    Al lado de ésta.la historia de Cuentacuentos no es nada!
    Me encanta ver todos tus progresos, porque es buen señal.
    Un fuerte abrazo y un beso!!!
    Ah! Y felicidades por el centenar de publicaciones!!!
    Hell.
    31/1/12 13:04

    Malena dijo...
    Me gustó mucho ese final, Níobe :)
    5/2/12 11:55

    Jara dijo...
    he tardado en venir pero ha merecido la pena sin duda. Tenía que saber que sucedía y a final me has enganchado con la historia. Si señorita.
    un beso guapa
    5/2/12 12:59

    atenea dijo...
    Paso tarde a comentar, pero ha merecido la pena, ¡vaya final! Pues sí que guardan un secreto importante estos dos... jajaja
    Te ha quedado genial la historia, a ver cómo y cuándo acabo yo la mía (mis "continuará" son casi más por falta de tiempo, que tengo que escribir mini-entregas jajaja).
    Muuua!!
    5/2/12 13:31

    wannea dijo...
    bueno, acabo de leer tu trilogia y dios mio! que tensión! como me ha gustado! yo también quiero el gen de la inmortalidad! que sepas que tengo celulas en mi laboratorio para intentarlo muajaja si lo consigo te aviso xD
    bessos!
    5/2/12 20:05

    ResponderEliminar

Siéntete libre de compartir tus impresiones de lo que has leído. Un Feedback nunca viene mal y siempre es bien recibido.